«Las ciencias sociales tienen que abrirse a la influencia de las religiones en los asuntos internacionales», afirmó en la sesión de apertura el profesor John Hegarty, del Trinity College.

Scott Appleby, profesor de historia en la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos), fue el invitado principal y habló desde su condición de estudioso del fenómeno fundamentalista.

Appleby insistió en la necesidad que los gobiernos se asesoren muy bien en temas religiosos.

El profesor reconoció que «la resolución de conflictos en ámbito religioso debería ocupar el mismo lugar que se otorga a la violencia» y alentó a los gobiernos a tener en cuenta a las organizaciones religiosas a la hora de mediar y iniciar procesos de paz y reconciliación.

Autor de «The Ambivalence of the Sacred: Religion, Violence and Reconciliation» (La ambivalencia de lo sagrado: religión, violencia y reconciliación), Appleby resaltó la importancia de la cultura y la religión para entender qué ocurre en el mundo.

Para Appleby, que es católico y director del Joan Kroc Institute for International Peace Studies, «el dinero o el prestigio social no son lo que mueve a Osama Bin Laden, sino que además del aspecto material está el cultural y espiritual».

Esta iniciativa académica, que ha coincidido en Dublín con el centenario de la obra literaria «Ulises» de James Joyce ha tratado sobre la guerra en el islam, el judaísmo y el cristianismo y ha abordado con casos concretos (en particular el de Irlanda del Norte) la contribución religiosa a la resolución de conflictos.

El congreso ha sido patrocinado por la Irish School of Ecumenics. En el patronato, por parte católica está el arzobispo emérito de Dublin, el cardenal Desmond Connell.