Después de rezar la oración mariana del Ángelus, el pontífice recordó el lema de esta jornada en este año, «un regalo de vida» y movilizó la solidaridad de los creyentes.
«Dar su propia sangre voluntaria y gratuitamente es un gesto de elevado valor moral y cívico», aseguró a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«Que los donantes, a quienes todos los deben su reconocimiento, se multipliquen en todas las partes del mundo», deseó en voz alta.
«El 82% de los habitantes del planeta sufren la incertidumbre de no saber si podrán recibir sangre si ellos o sus seres más queridos necesitan urgentemente una transfusión, y cuando la reciben no tienen ninguna garantía de que la sangre sea segura», afirma la página web oficial de esta Jornada.
«La condición básica para disponer de suficiente sangre segura es la existencia de donantes voluntarios regulares con buena salud que ofrezcan su sangre sin que medie ninguna compensación económica o de otro tipo».
«Las investigaciones realizadas han demostrado que los donantes que ofrecen su sangre voluntariamente y sin cobrar nada a cambio son los donantes más seguros».
«Pese a ello, una encuesta reciente de la Organización Mundial de la Salud muestra que, de 178 países, sólo 39 disponen de un sistema de donación que sea al 100% voluntario y no remunerado», constata.
El Día Mundial del Donante de Sangre está copatrocinado por la Organización Mundial de la Salud, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Federación Internacional de Organizaciones de Donantes de Sangre y la Sociedad Internacional de Transfusión de Sangre.