El Papa pide que Europa sea una «unión del espíritu»

Y recuerda el deber de los cristianos en su construcción y desarrollo

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 17 junio 2004 (ZENIT.org).- Lejos de basarse en vínculos geográficos, Europa está llamada a ser «una unión del espíritu», subrayó Juan Pablo II el miércoles en un mensaje enviado a los participantes del 95º «Deutscher Katholikentag» (Jornada de los católicos alemanes).

La ciudad de Ulm, en la diócesis alemana de Rottemburg-Stuttgart, acoge del 16 al 20 de junio esta gran cita nacional de los laicos –promovida por el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) en colaboración con la citada diócesis– cuyo programa contempla 800 actividades distintas –eucaristías, momentos de oración, representaciones teatrales y musicales, talleres, mesas redondas– y la participación estimada de 30.000 personas.

«Las manifestaciones de este gran encuentro de los católicos os alientan a alzar la voz cuando se ponen en discusión los fundamentos de la fe cristiana y de la convivencia humana», expresa el Papa en su mensaje.

El encuentro, sobre el tema «Vivir de la fuerza de Dios», pretende ser una celebración conjunta de la fe en el Señor de la vida y una ocasión de reflexión sobre algunos temas clave de contexto actual: bioética, ecumenismo, Europa y globalización, según subraya el Santo Padre.

Tras mencionar que Ulm se sitúa a orillas del Danubio, que une el Oriente y el Occidente de Europa, el Papa reconoce que «en las últimas décadas se ha hecho cada vez más fuerte en el continente la conciencia de una identidad europea y de una afinidad de las poblaciones europeas».

«Europa no es en realidad una unión casual de Estados que tienen solamente un nexo geográfico –escribe Juan Pablo II–. Europa, aún con todas las diferencias culturales, debe convertirse cada vez más, sobre la base de los valores humanos y cristianos, en una unión del espíritu».

«¡Aprovechemos por lo tanto las posibilidades de una Europa unida para una mejor difusión del Evangelio de Cristo, a fin de que ningún hombre se quede privado de la oferta salvífica de Dios!», exhorta.

De hecho, Europa, recientemente ampliada con la incorporación en la Unión Europea de diez nuevos miembros, «necesita aún hoy la contribución de los cristianos y del cristianismo para un adecuado desarrollo de sus poblaciones», constata.

Y es que el continente «necesita un salto cualitativo en la toma de conciencia de su herencia espiritual» y «tal impulso no le puede llegar más que de una renovada escucha del Evangelio de Cristo», dice el Papa remitiéndose a la Exhortación Apostólica post-sinodal «Ecclesia in Europa» (n. 20).

«Quien quiera vivir de la fuerza de Dios y en esta fuerza quiera edificar juntos una sociedad, se debe proponer esta tarea en todo tiempo y en todo lugar», advierte.

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ZENIT Staff

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