CIUDAD DEL VATICANO, martes, 22 junio 2004 (ZENIT.org).- Este martes, la promulgación en presencia de Juan Pablo II de los decretos relativos al martirio de 65 españoles asesinados por odio a la fe en el contexto de la guerra civil española ha abierto las puertas a su beatificación.
Son en total 16 los nuevos decretos promulgados en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano relativos a las virtudes heroicas, los martirios y los milagros de distintos Siervos y Siervas de Dios, según leyó el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.
Ante representantes de las diócesis e institutos religiosos de procedencia de los Siervos de Dios, miembros del citado dicasterio y los postuladores correspondientes, el purpurado subrayó que estas causas afectan «de manera especial a Argentina, Chile, la India, Italia, México y España».
«El heroico testimonio cristiano de sus hijos y de sus hijas es fuente de consuelo y de estímulo para esas comunidades eclesiales –aseguró–. Su glorificación en la tierra acrecentará ciertamente la eficacia de su ejemplo y la confianza en el poder de su intercesión ante Dios».
Los decretos sobre el martirio se refieren a «una pequeña representación de la gran multitud de mártires y de testigos de la fe que siguieron a Cristo hasta la efusión de sangre en tierra mexicana y española», aclaró.
Fueron asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España entre 1936 y 1937, «entre muchos otros» –explicó el cardenal Saraiva Martins– catorce Carmelitas Descalzos, de los que doce eran sacerdotes, a cuyo frente estaba el padre Lucas de San José (en el siglo José Tristany Pujol), nacido en 1872 y asesinado el 20 de julio de 1936 en Barcelona.
Se suman a los anteriores cuarenta y cuatro Hermanos de las Escuelas Cristianas, bajo la guía del Hermano Leonardo José (en el siglo José María Aragonés Mateu) –nacido en 1886 y asesinado el 9 de agosto de 1936 en Traveseres–, la superiora general de las Hermanas Carmelitas de la Caridad –Madre Apolonia del Santísimo Sacramento (en el siglo Apolonia Lizárraga y Ochoa), nacida en 1877 y asesinada el 8 de septiembre de 1936 en Barcelona— y cuatro Hermanas Carmelitas Misioneras: Sor Esperanza de la Cruz, Sor María del Refugio del Santo Ángel, Sor Daniela de San Bernabé y Sor Gabriela de San Juan de la Cruz.
«Al grupo pertenece también un seminarista de Barcelona, el Siervo de Dios José Casas Ros», añadió el cardenal José Saraiva Martins.
Igualmente el Siervo de Dios Fray Bernardo (en el siglo Plácido Fábrega Juliá), español, sacerdote de las Escuelas Maristas, nacido en 1889, fue asesinado por odio a la fe el 6 de octubre de 1934 en Barruelo durante la persecución religiosa en España.
Éste último había entrado adolescente en el Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas, fundado por San Marcelino Juan Bautista Champagnat. Cuando fue asesinado por odio a la fe, a inicios de la guerra civil española, era superior de su comunidad y director de la escuela de Barruelo de Santullán (provincia de Palencia).
«A estos Siervos de Dios, y especialmente a los mártires, que fueron víctimas de la intolerancia religiosa y del odio contra la Iglesia, encomendamos la paz del mundo, según las intenciones de Vuestra Santidad –dijo el cardenal Saraiva ante el Papa–, que recientemente ha invitado a “intensificar la oración por Oriente Medio implorando al Señor que conceda la gracia de la paz y de la reconciliación a todos los habitantes de esta región herida por la violencia”».