Tras una semana de intenso debate en la Cámara, por 93 votos sobre un total de 107, los parlamentarios búlgaros rechazaron el pasado 2 de junio la legalización de la eutanasia y optaron por mantener su prohibición.
Igualmente el debate sobre la clonación concluyó el 8 de junio con la prohibición respecto a sus fines reproductivos, incluyendo la donación de células y tejidos.
En cualquier caso, las enmiendas a la Ley de Salud adoptadas permiten que las células reproductivas, que originariamente no hayan sido utilizadas en la reproducción, sean intercambiadas con propósitos médicos en Bulgaria y fuera del país, apunta «Sofia News Agency».
Esas células serán utilizadas única y exclusivamente con fines científicos, médicos y formativos, previo consentimiento de los donantes y siguiendo un estricto procedimiento aprobado por el ministro de Sanidad.
«Considero la prohibición de la eutanasia y de la clonación un éxito para quien en Bulgaria lucha y se compromete a favor de la vida humana», declaró el obispo de Sofía (bizantino) a la agencia «Sir» del episcopado italiano.
«Es un paso serio el que ha dado el Parlamento –añadió— y debo decir que muchos diputados comparten la defensa de la vida desde la concepción hasta el último momento».
Para el prelado «es significativo proteger la vida especialmente en nuestros tiempos, cuando es débil y a menudo se pone en peligro». «Intentamos custodiarla y apreciarla, porque la vida es un don de Dios», aclaró.
Eutanasia y clonación han sido objeto de un fuerte debate en la sociedad búlgara. En ese contexto la Iglesia católica ha expresado también su postura, así como la Asociación de los médicos católicos ante el Exarcado de los católicos de rito bizantino.
Las propuestas de aplicar la eutanasia a petición del paciente o de sus familiares fueron rechazadas por el Parlamento, para el cual «tal acto es desfavorable e inaceptable».
Representantes de la Conferencia Episcopal búlgara mantuvieron conversaciones con algunos diputados para declarar al postura de la Iglesia católica. La misma postura manifestó la Iglesia ortodoxa búlgara.
El proceso de democratización búlgaro comenzó tras la caída del comunismo en el este europeo. En este marco, en 1991 se aprobó una nueva Constitución y en 1996 se introdujeron las elecciones primarias, siguiendo el modelo estadounidense.
La población del país es algo inferior a los ocho millones de habitantes: el 83.5% es ortodoxa; el 13% musulmana, el 1.7% católica, el 0.8% judía.
Los católicos de rito latino están divididos en dos diócesis, Sofía-Plovdiv y Ruse-Nikopol, mientras que los católicos de rito bizantino-eslavo cuentan con un exarcado en Sofía.