CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 25 junio 2004 (ZENIT.org).- El origen de la crisis que atraviesa en estos momentos la familia es cultural, considera Juan Pablo II: los jóvenes se sienten atraídos por ella, pero no se comprometen.
Por este motivo, es necesario también ofrecer una respuesta cultural a esta crisis, propuso este viernes a los participantes en un simposio europeo de profesores universitarios que se celebra en Roma entre el 24 y el 27 de junio sobre el tema «La familia en Europa», en el contexto del Año Internacional de la Familia.
El Santo Padre comenzó constatando que el modelo tradicional de familia, consolidado por el encuentro entre el derecho romano y el mensaje cristiano, ha entrado en «una crisis profunda», «en las comunidades social y económicamente más desarrolladas», «con las consecuencias que hoy todos vemos» a partir de la mitad del siglo pasado.
Ahora bien, constató el obispo de Roma, en medio de esta crisis, «la familia ha sido siempre un elemento de cohesión y de fuerza y, a pesar de que ha sido duramente contestada, ha permanecido como objeto de aspiración, deseo, proyectos, nostalgias».
«El origen de la crisis es, en realidad, de carácter cultural, y de hecho hoy las nuevas generaciones parecen ser atraídas por el ideal de la familia tradicional, pero al mismo tiempo casi incapaces de asumir su responsabilidad de manera adecuada», reconoció.
«La cuestión central es: ¿se puede seguir hablando hoy de un modelo de familia?», preguntó el Papa.
«La Iglesia –respondió– está convencida de que, en el contexto actual, es más necesario que nunca reafirmar las instituciones del matrimonio y familia como realidades que derivan de la sabia voluntad de Dios y que tienen su significado y valor plenos dentro de su designio de creación y de salvación».
Dado que el origen de la crisis es en buena parte cultural, el Papa consideró que para la superación de esta crisis «es sumamente significativo el papel de quienes actúan en el ámbito de la cultura y de la investigación científica, en la que el método es el del diálogo y el de la confrontación entre las diferentes disciplinas afectadas por los temas familiares».
Entre los participantes en el congreso, se encuentra el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, quien ha denunciado que «hay potentes fuerzas culturales que querrían la desintegración de la familia».
Por eso, en declaraciones a «Radio Vaticano» planteó como desafío, en particular para el simposio de profesores universitario, «encontrar caminos para volver a proponer el valor de la familia en el contexto social y cultural de hoy».