Fue la consigna que dejó este sábado al recibir en el Aula Pablo VI del Vaticano a los siete mil participantes en una reunión promocionada por el Centro Deportivo Italiano (CSI, por sus iniciales en italiano).
«En nuestra época –reconoció el Papa– el sistema del deporte a veces parece estar condicionado por la lógica del beneficio, del espectáculo, del doping, de la competición exasperada y por episodios de violencia».
Pidió por ello consideró que es deber de los deportistas cristianos «anunciar y dar testimonio de la fuerza humanizadora del Evangelio en el deporte que, si se vive según la visión cristiana, pasa a ser principio generador de relaciones humanas profundas y favorece la construcción de un mundo más sereno y solidario».
«Cada uno de vosotros está llamado a seguir a Cristo y a ser testigo suyo en el ámbito deportivo», aseguró el Santo Padre a los deportistas.