Los obispos del Congo se comprometen, dentro de su labor, a salvar la transición en el país

Documento al cierre de la 38º Asamblea Plenaria de los prelados del antiguo Zaire

Share this Entry

KINSHASA, viernes, 9 julio 2004 (ZENIT.org).- Al término de su 38º Asamblea Plenaria –Kinshasa, 29 de junio al 3 de julio–, los obispos de la República Democrática del Congo se han comprometido a hacer todo lo que esté en sus manos «y dentro de los límites de la misión de la Iglesia para salvar el proceso de transición» en el ensangrentado país africano.

De hecho, sostener con todos los esfuerzos el gobierno de transición congoleño, impedir todo intento de sabotaje del recorrido hacia la democracia y garantizar la integridad territorial y la soberanía nacional a través de la participación directa del pueblo es la respuesta a la pregunta «Hermanos, ¿qué debemos hacer?» (Hch 2, 37), tema de esta cita del episcopado.

Así se desprende del mensaje final que los prelados han dirigido a todos los católicos y hombres de buena voluntad, del que se ha hecho eco la agencia misionera «Misna».

Frente a los sucesos de los últimos meses –dos intentos fallidos de golpe de Estado, violencia en el este del país y lentitud en la acción del gobierno–, los prelados recuerdan que «la transición es la vía privilegiada para llevar al Congo a la estabilidad política y al desarrollo integral».

El proceso de transición nacional comenzó en junio de 2003 con la formación del gobierno de unidad nacional, que reúne a todos los partidos y movimientos de guerrilla congoleños, y cuya misión es preparar las elecciones generales del 2005.

Se trata de un «proceso irreversible» que ha sido ganado «a precio de enormes sacrificios» y que «de ningún modo debe ser saboteado: «va en ello la dignidad de nuestro pueblo y el destino de todo el país», apuntan.

Escriben también: «Nos oponemos vigorosamente a todas las maniobras que tienden a comprometer esta etapa de nuestra marcha hacia la democracia».

Los obispos denuncian además los retrasos que impiden el correcto camino de la transición: «Deploramos las disputas entre líderes políticos, la lentitud en la formación de las instituciones de la transición y un único ejército republicano».

«Estos retrasos aumentan la inseguridad y multiplican los riesgos de hacer fracasar el proceso de paz –alertan–. Las consecuencias para el Congo serían incalculables. Por ello, pedimos a las instituciones que asuman sus responsabilidades ante Dios, ante la nación y ante la historia».

En su mensaje, bajo el título «Ha llegado la hora de la responsabilidad», los prelados condenan «la violencia, venga de donde venta», así como «todos los intentos de arrastrar al Congo en una tercera guerra», tras la de 1996 a 1998 –para derrocar la dictadura de Mobutu Sese-Seko— y la de 1998 a 2002, que ha costado 3 millones y medio de vidas y ha involucrado a siete países de África Central.

Por todo ello, los obispos congoleños expresan que harán «todo lo que esté en nuestras manos y dentro de los límites de la misión de la Iglesia para salvar el proceso de transición».

Desaprobando saqueos o ataques contra algunas instituciones internacionales, los obispos además ven favorablemente «el valor del pueblo al oponerse a la violación de la integración territorial y a la “balcanización” del país».

Se refieren a las protestas que estallaron en muchas ciudades del país a finales de mayo contra la violencia que desencadenaron soldados amotinados –ex pertenecientes al RCD-Goma (Unión Congoleña para la Democracia), un antiguo movimiento de guerrilla filo-rwandés– contra Bukavu, capital de Kivu Sur (al este del país), con la conquista de la ciudad y posterior «liberación» por parte del ejército congoleño reunificado (Cf. Zenit, 17 de junio de 2004).

De hecho, los prelados se declaran «contentos de constatar que el pueblo se esfuerza por romper una cultura de la resignación para asumir las propias responsabilidades con determinación».

El recorrido hacia la democracia –subraya el texto del episcopado congoleño, que preside monseñor Laurent Monsengwo Pasinya— no puede más que llevar a las elecciones, previstas para 2005 según los Acuerdos de paz que pusieron fin al conflicto: «Para el Congo, el tiempo de la violencia y de los saqueos está superado. Se impone la verdad de las urnas».

De ahí que «confiados en la capacidad de nuestro pueblo de participar en la edificación de una sociedad democrática» los obispos reafirmen su «compromiso para asegurar una educación cívica y electoral».

«Unámonos y movilicémonos por el éxito de la transición y de las elecciones», concluyen los obispos.

Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación

@media only screen and (max-width: 600px) { .printfriendly { display: none !important; } }