Cuarenta días para recordar que la cruz conduce a la vida eterna, propone el Papa

En su mensaje dirigido con motivo del Ángelus

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 febrero 2005 (ZENIT.org).- La Cuaresma es un tiempo para recordar que para alcanzar la vida eterna hay que cargar con la cruz junto a Cristo, explicó Juan Pablo II este domingo en las palabras que preparó con motivo del rezo del Ángelus.

En el texto, leído en su nombre por el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, el Santo Padre dedicó un pasaje a meditar sobre el período litúrgico de cuarenta días de preparación para la Pascua, que comenzó el miércoles anterior con el rito de las Cenizas.

La Cuaresma «nos recuerda una verdad fundamental: no se entra en la vida eterna sin llevar nuestra cruz en unión con Cristo», afirmó el pontífice quien mientras su colaboradora leía estas palabras estaba asomado a la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro del Vaticano.

«No se alcanza la felicidad y la paz sin afrontar con valentía el combate interior», insistió.

«Es un combate que se vence con las armas de la penitencia: la oración, el ayuno y las obras de misericordia», añadió.

«Todo esto hay que vivirlo en el escondimiento, sin hipocresías, en espíritu de amor sincero hacia Dios y los hermanos», aclaró.

Antes de concluir, el obispo de Roma pidió a la Virgen María, «quien entre sus preocupaciones cotidianas tenía la mente y el corazón dirigidos permanentemente hacia el misterio de su Hijo, nos guíe para realizar un fructuoso itinerario cuaresmal».

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ZENIT Staff

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