MATEHUALA, martes, 1 marzo 2005 (ZENIT.org–El Observador).- México estrena este domingo 6 de marzo su primer «Día de la Familia». Para entender las implicaciones de esta celebración, Zenit–El Observador ha entrevistado a monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Matehuala y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
–¿Qué puntos básicos de coincidencia tienen entre sí el Día de la Familia, tal como ha sido propuesto en el plano civil, y los objetivos de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Familia?
–Monseñor Aguilar: Ha habido armonía de doctrina en cuanto al matrimonio, la familia y la vida. Concretamente, en relación a la familia, se pretende promover la familia natural, fundamentada en el matrimonio, o sea en los esposos que se convierten en padres con sus hijos.
Ahora bien, como Iglesia no podemos quedarnos ajenos; por el contrario, se trata de aprovechar la ocasión para una genuina valoración de la familia como Dios la ha querido.
–¿Cómo promueve la CEM esta celebración? ¿Se espera una buena respuesta del pueblo?
–Monseñor Aguilar: A la CEM le toca sólo hacer labor subsidiaria, ofreciendo material y sugerencias; pero corresponde a cada obispo en su diócesis, ayudado por los agentes de pastoral familiar que tenga, la realización de actividades concretas. Ya me he enterado de algunos preparativos; por ejemplo, marchas festivas con toda la familia y que culminen en la Eucaristía.
–¿Podría darse una reacción en contra del Día de la Familia por parte de feministas y promotores del aborto y de los «matrimonios» homosexuales, así como por parte de cierta prensa virulenta de izquierda?
–Monseñor Aguilar: Desde luego que se puede dar; pero es el reto: no podemos quedarnos callados, dejando que otros, que son minoría, asuman más presencia y fuerza. Los que creemos en la familia natural, fundamentada en el matrimonio, estamos llamados a presentarla con valentía y convicción, sin miedo a ser perseguidos. Lo más que podrán hacer es difamar o quitar la vida, pero entonces la ganamos para la vida eterna.
–¿Beneficia, perjudica o nada importa que el Día de la Familia sea celebrado dos días antes del Día Internacional de la Mujer?
–Monseñor Aguilar: Cuando se nos pidieron sugerencias de la ubicación del Día, nosotros presentábamos la opción del domingo posterior a Navidad, en que se celebra la Fiesta de la Sagrada Familia; pero se nos dijo que esas fechas estaban saturadas y no facilitaban esta celebración que se pretendía. Como quiera que sea, depende de la postura y mentalidad con que se asuma la celebración: mientras que para unos pueda beneficiar, otros lo podrán considerar como algo nocivo y con mucho veneno.
–¿Es compatible la iniciación este mismo día de una campaña gubernamental «contra la homofobia», en la que más que llamar a una tolerancia de la homosexualidad se hace una apología de ésta?
–Monseñor Aguilar: La persona homosexual tiene dignidad como cualquier persona, por el hecho de ser persona, y debe ser acogida con respeto, evitando todo signo de discriminación injusta. Pero hay que distinguir entre la persona y su inclinación y, por otro lado, los actos homosexuales; estos últimos son siempre reprobables. Es imposible tratar como igual lo que no lo es: una cosa es el matrimonio fundamentado en la relación heterosexual de varón y mujer y otra muy diferente las uniones de personas del mismo sexo. Por eso el énfasis del enfoque basado en la relación de un hombre y una mujer que forman una pareja, que se casan y procrean hijos, es insoportable para los homosexuales, pues lo interpretan como discriminación. Sin embargo, la discriminación es de los homosexuales hacia la familia auténtica. Por eso es un contrasentido una campaña contra la homofobia, por el ataque a la raíz de la familia que lleva consigo.