El método franciscano del diálogo en Tierra Santa

Entrevista con el vicario de la Custodia Franciscana de los Santos Lugares

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JERUSALÉN, viernes, 11 marzo 2005 (ZENIT.org).- El padre Artemio Vítores González, español, en Tierra Santa desde hace 34 años, es el Vicario de la Custodia Franciscana de los Santos Lugares.

A través de los siglos la Custodia, que forma parte de la Orden de los Frailes Menores, y está conformada por 200 franciscanos de 35 naciones, ha recibido en propiedad Santos Lugares que representan etapas fundamentales de la vida de Cristo y de la Sagrada Familia: desde la Gruta de la Anunciación del Arcángel Gabriel a María en Nazaret, hasta la Gruta de san José, o la Gruta de Eleona en el Monte de los Olivos, donde Jesús ascendió al cielo.

Todo comenzó con el encuentro acaecido en 1219 en Alejandría de Egipto entre san Francisco de Asís y el sultán egipcio Melek Al Kamil, de quien logró, a pesar de las cruzadas en curso, que los franciscanos tuvieran acceso a la protección de Tierra Santa.

En esta entrevista, realizada para Zenit por Gianluca Solera, el padre Vítores cuenta cómo ha sido el desarrollo de la Custodia a través de los siglos y su misión.

–¿Cuál es la herencia dejada por san Francisco en Tierra Santa?

–Padre Vítores González: La destrucción del Santo Sepulcro por parte del califa Hakim en 970 d.C. despertó los ánimos en occidente y abrió las puertas a la época de las cruzadas, es decir, a la guerra y la sangre. San Francisco prefirió conquistar los Santos Lugares con el método del diálogo. Su primera regla, «Regla no bulada» (1221), dice: Los frailes que van a Tierra Santa no promuevan. Si después les ilumina el Espíritu, predicarán. Esta actitud les permitió moverse libremente por los territorios de los Mamelucos.

–¿Fue Francisco el primero en utilizar el arma del diálogo?

–Padre Vítores González: Fue el primero en utilizar las armas del diálogo y del amor en tiempo de las cruzadas. Los franciscanos quisieron ponerse al servicio de todos, cristianos y musulmanes, y demostraron que poseían un espíritu de universalidad muy moderno, «ante litteram». La tutela de los Santos Lugares fue la razón fundamental de la presencia franciscana en Tierra Santa, que ejercieron a través de enormes dificultades y conflictos. En torno a los Santos Lugares, los franciscanos comenzaron un servicio social de asistencia y formación.

En el salón de recepciones de nuestro convento hay cinco cuadros que ejemplifican la misión de los franciscanos en Tierra Santa. Entre estos, hay dos retratos de Roberto de Anjou y de Sancha de Mallorca, soberanos de Nápoles, que compraron el Cenáculo al sultán de Egipto en 1333 y se lo entregaron a los franciscanos, quienes establecieron allí su primer monasterio. En 1342, el Papa Clemente IV institucionalizó la misión de la Custodia de los Franciscanos en Tierra Santa.

–Un reconocimiento merecido…

–Padre Vítores González: Cuando el Papa Juan Pablo II visitó Nazaret en el año 2000, dijo que la Providencia de Dios quiso que los Santos Lugares fueran custodiados por Francisco, el santo de la paz, del diálogo, y del amor.

–Sigamos hablando de la misión social de los franciscanos. ¿En qué consiste?

–Padre Vítores González: Los franciscanos han tratado de ofrecer educación, trabajo y casa. En torno a las iglesias erigidas junto a los Santos Lugares, abrían escuelas, talleres artesanales y construían casas. En esta misión, que continúa todavía hoy, los franciscanos estuvieron en la vanguardia en una región de mayoría musulmana.

En 1520, abrieron la primera escuela mientras los turcos, que dominaron durante cuatro siglos Tierra Santa hasta la primera guerra mundial, abrieron su primera escuela en 1892. En 1808 los franciscanos decidieron que los muchachos no católicos, es decir ortodoxos, no necesitan convertirse al catolicismo para estudiar en sus escuelas. En 1841, instituyeron la primera escuela femenina en Tierra Santa, mientras que la primera escuela femenina judía fue instituida en 1864 y la primera escuela femenina musulmana en 1892. De 1925 a 1948, nuestro instituto «Terra Sancta College» acogió a cristianos, musulmanes y judíos, anticipando el diálogo interreligioso moderno. En 1957, los franciscanos introdujeron en sus escuelas el estudio del Corán… es decir, antes del Concilio Vaticano II.

Los franciscanos también tuvieron un papel importante en la promoción de los idiomas. En nuestras escuelas parroquiales se enseñaba en italiano y en francés, formando a traductores y a guías, mientras que nuestra imprenta publicaba en árabe, contribuyendo a salvarlo de la decadencia en Palestina. Los franciscanos abrieron laboratorios para trabajar el nácar y el aceite de oliva, y han promovido artes y oficios. Además, han construido casas para los cristianos más necesitados.

–¿En que consiste la custodia de los Santos Lugares?

–Padre Vítores González: En cinco aspectos: la conservación y la restauración, el estudio arqueológico y bíblico de la historicidad de los lugares, la reconstrucción, la valoración de la espiritualidad de los lugares y la posibilidad de disfrutar de ella.

–Existe un status quo que regula la vida del Santo Sepulcro y de la Natividad, pero, ¿no podría crearse una comisión entre cristianos, musulmanes y judíos para organizar mejor la vida de estos Santos Lugares?

–Padre Vítores González: Este es un punto doloroso y las religiones no han hecho los esfuerzos necesarios para superar las divisiones que todavía existen entre ellas. Se organizan encuentros, pero nunca se ha instituido una comisión interreligiosa permanente para regular los asuntos religiosos, y sin embargo es necesario, en particular en Jerusalén.

La Iglesia católica, por su carácter universal, a pesar de que los católicos ya no son más que el 2% en Jerusalén, podría ser un puente para acercar a las diferentes confesiones, cristianas y no cristianas.

–Usted ha vivido en Tierra Santa durante más de treinta años. ¿Cómo ha evolucionado el papel de las religiones en Tierra Santa?

–Padre Vítores González: Por desgracia, hay que decir que somos testigos de una radicalización del papel de las religiones, que han pretendido asumir cada vez más un papel político en la sociedad. Lo demuestra el surgimiento de partidos políticos ortodoxos, sobre todo entre judíos y musulmanes.

La creación de Israel como estado, con una identidad religiosa fuerte –que quede claro que no pongo en discusión la creación de Israel– también ha tenido un papel en este sentido. El resultado es que las formaciones políticas ortodoxas han ganado terreno y con estas formaciones no es fácil dialogar, ni por parte israelí (los nacional-religiosos, por ejemplo), ni por parte palestina (Hamás).

¿Qué sucederá? La situación de Jerusalén me preocupa. Los grupos judíos ortodoxos recogen el 40% del consenso y están creciendo. Donde controlan las administraciones locales, aplican sus reglas de vida en los asuntos públicos (horario, tránsito…) discriminando así a quien no las sigue. Espero que en el futuro no se llegue a limitar el acceso a la Ciudad Antigua a los que nos son judíos.

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ZENIT Staff

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