CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 21 marzo 2005 (ZENIT.org).- Entre el 16 y 18 de marzo en Roma ha vuelto a resonar el llamamiento que hace cuarenta años lanzó el Concilio Vaticano II a «promover la persona humana a través de una apasionada disponibilidad para trabajar por la justicia».
La invitación fue lanzada por el cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, al intervenir en la conferencia «El llamamiento a la justicia: la herencia de la «Gaudium et spes» cuarenta años después de su promulgación».
El encuentro, al que Juan Pablo II dirigió un mensaje (Cf. Zenit, 16 de marzo de 2005), reunió a expertos de treinta países en cinco sesiones plenarias y encuentros por grupos de trabajo.
Se trata de una de las conclusiones más destacadas a las que llegó la reunión de los obispos del mundo al publicar el 7 de diciembre de 1965 la constitución pastoral «Gaudium et spes».
A la luz de este documento, afirmó el cardenal Martino, organizador de la Conferencia, el Concilio concibe la sociedad, las estructuras y su desarrollo «a partir de la persona» y están finalizados «al perfeccionamiento de la persona humana».
«La justicia no es una simple convención humana, pues lo que es «justo» no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano», añadió
Ahora bien, añadió el purpurado, «la justicia está destinada a ser superada por la caridad», en la que encuentra su origen, en virtud de la solidaridad «con el género humano y su historia».
Por su parte, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, recordó que la Iglesia «llama a sus hijos y a todos los hombres de buena voluntad a un compromiso que corresponda a la eminente dignidad» que el ser humano ha recibido en herencia de Dios.
En esta dignidad, aclaró, «se fundamentan la libertad y los derechos».
Una de las principales tareas que podemos asumir de las enseñanzas de la «Gaudium et spes», dijo el cardenal italiano, es la de «relanzar culturalmente el valor de la ley natural, como condición de la verdadera libertad humana y como terreno de diálogo entre los hombres, reconociendo un marco de valores compartidos».
«Compartidos porque son verdaderos y no verdaderos porque son compartidos», aclaró.
Por su parte, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ofreció una visión cristiana de la justicia, recordando «en el misterio del Viernes Santo, Jesús es condenado por la justicia terrena. Pero con la resurrección la justicia divina vence a la muerte, la piedra de la tumba es removida para siempre, y se revela el significado y el valor de lo terreno».
En declaraciones concedidas a Zenit, el cardenal Martino al concluir el congreso recordó que la «Gaudium et spes» representa la «Magna Charta» que dio origen al Consejo vaticano que preside al pedir en el número noventa su creación.
«Si bien es verdad que la constitución fue concebida y redactada en un período histórico diferente», explica que el Congreso ha destacado su actualidad anticipando el «fenómeno moderno de la globalización», al que se refiere como «movimiento hacia la unidad mundial».