«No podemos enseñar que el homicidio es algo equivocado cometiéndolo», afirmó el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington. «No podemos defender la vida eliminándola».
Hablando en el National Press Club en nombre de la Conferencia Episcopal, el purpurado añadió: «La campaña católica tratará de influir en el debate y en las decisiones relativas a la aplicación de la pena de muerte, formando un electorado favorable a la vida y no a la muerte, exhortando a los legisladores a guiar, no a seguir; alentándoles a defender la vida y no a quitarla».
«La causa no es nueva», recordó el cardenal McCarrick. «Nuestra conferencia episcopal se opone a la pena de muerte desde hace 25 años. Esta campaña, sin embargo, es nueva: implica mayor urgencia y unidad, energía y apoyo, así como un renovado llamamiento a nuestro pueblo y a nuestros líderes para que pongan punto final a la aplicación de la pena de muerte en nuestra nación».
Durante la rueda de prensa, el experto en sondeos John Zogby presentó los resultados de un estudio sobre la posición de los católicos ante la pena de muerte.
«Hemos descubierto que el apoyo a la pena de muerte entre los católicos estadounidenses se ha reducido drásticamente en los últimos años», reveló Zogby. «Ha disminuido también su intensidad».
«En los sondeos precedentes, el apoyo católico a la pena de muerte era del 68%», explicó.
«En el estudio de noviembre se revela que menos de la mitad de los católicos adultos que han expresado su opinión, el 48%, apoya ahora la pena de muerte, mientras que el 47% es contrario. El porcentaje de los católicos que apoyan activamente la pena de muerte ha pasado del 40% al 20% según este sondeo».
Entre las razones principales aducidas por los católicos para apoyar la pena de muerte, destaca «el respeto por la vida».
El cardenal McCarrick subrayó el compromiso de la Iglesia a favor de las víctimas de la violencia y de sus familias como aspecto fundamental de la campaña.
Bud Welch, cuya hija, Julie Marie, fue asesinada en el atentado de Oklahoma City de abril de 1995, dirigió un llamamiento: «Lo que pienso es algo muy sencillo: Julie no hubiera querido más violencia. La violencia no hará que vuelva con nosotros. La violencia sólo hace que nuestra sociedad sea más violenta».
La campaña católica, según el cardenal, «promoverá educación en las parroquias, en las escuelas, en las universidad y en los seminarios. Tenemos que compartir la enseñanza católica con valentía y claridad, entrando en contacto con todos los que educan a nuestros hijos, con quienes escriben sus libros de texto, con quienes forman a nuestros sacerdotes, con quienes predican en nuestros púlpitos. Se trata de un trabajo de formación y persuasión, no sólo de proclamación».
[La página oficial de la campaña puede visitarse en www.ccedp.org]