La iniciativa es promovida por la agencia AsiaNews, del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME), por el Centro del Espíritu Santo de Hong Kong y por comunidades y páginas web de cristianos en Europa.

La campaña, en la que se pide enviar mensajes a la Asamblea Nacional del Pueblo, o al Comité que prepara las Olimpiadas de Pekín en 2008, así como a las diferentes embajadas de China en el mundo, comenzó con la publicación de la actual lista de obispos y sacerdotes chinos que han perdido la libertad de movimiento, pertenecientes a la así llamada Iglesia clandestina en China.

La Iglesia clandestina en China, fiel al Papa, está formada por católicos que no aceptan el control ejercido por el gobierno comunista a través de la Asociación Patriótica Católica, institución que se atribuye el derecho de nombrar obispos o controlar otros muchos aspectos de la vida de la Iglesia.

«Entre ellos hay seis obispos, de entre 50 y 83 años, arrestados y después desaparecidos mientras estaban en manos de la policía», informa AsiaNews, cuyo director es un experto en asuntos chinos, el padre Bernardo Cervellera.

En buena parte, añade, estos obispos proceden de lugares como Hebei, Zhejiang, Fujian, Henan, donde se registra «un renacimiento religioso impresionante y una conversión cada vez más numerosa al cristianismo».

La lista continúa con los nombres de otros trece obispos, la mayoría de unos ochenta años, «no arrestados oficialmente, pero en arresto domiciliario», donde son controlados de cerca por los servicios de control comunistas, añade la agencia.

«El gobierno les obliga a continuos controles, adoctrinamientos, lavados de cerebro, sin tener en cuenta su edad o enfermedades», indica.

«Ninguno de ellos se ha manchado nunca con un crimen», asegura la agencia, y algunos son conocidos por sus obras de caridad, como el obispo Julius Jia Zhiguo, que dirige un orfanato.

«Su único crimen es el de no estar inscritos en la Asociación Patriótica», afirma AsiaNews.

La lista concluye con 18 sacerdotes, algunos de ellos detenidos o desaparecidos, otros condenados a al menos tres años de campos de concentración.

«Los motivos de las condenas son: evangelización, participar en una misa de ordenación, dar la unción de los enfermos a un moribundo, predicar un retiro espiritual», refiere la agencia.

Más información sobre la campaña en http://www.asianews.it