BIJEPUR, miércoles, 4 mayo 2005 (ZENIT.org).- De la mano del «Vishwa Hindu Parishad» (VHP) –ala religiosa del «Bharatiya Janata Party» (BJP), que gobierna Orissa–, unos 600 tribales «dalit» cristianos se han convertido al hinduismo en el Estado del noreste indio.
El BJP promueve una ideología nacionalista y mono-religiosa y es respaldado por movimientos fundamentalistas contrarios al servicio social y programas de desarrollo que promueve la Iglesia.
En la región se han verificado en los últimos años diversos episodios de violencia hacia las minorías religiosas y comunidades cristianas a fin de «devolver» al hinduismo a los convertidos al cristianismo, registrándose varias «conversiones» en masa similares a esta última.
Esta vez fue un edificio escolar en la ciudad de Bijepur el escenario de la «yagna» –ceremonia realizada por religiosos hindúes– que organizó el VHP, durante la cual 120 familias de «dalit» cristianos abrazaron el hinduismo, confirma la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews».
Dos secciones de policías armados y cinco oficiales de la seguridad pública se desplazaron en el lugar para asegurar la ceremonia, cuyo proceso se desarrolló pacíficamente.
Estuvieron presentes en el acto Dharma Narayan Sharma, secretario nacional del VHP, Rohini Parmanik, secretario nacional adjunto, y Satyanarayan Panda, vicepresidente del VHP de Orissa.
El obispo de la diócesis de Sambalpur –distrito de Orissa–, monseñor Lucas Kerketta, denuncia que los extremistas hindúes de la zona se aprovechan de la escasez y discriminación en la que viven los «dalit» –nativos indios sin casta– cristianos: «son pobres y sin educación escolar; trabajan en su mayor parte como campesinos y diariamente el VHP intenta engatusarlos ofreciéndoles ropa y dinero».
Pero «cuando esta táctica no funciona» pasan a «intimidaciones, violencia y amenazas de la pérdida del puesto de trabajo si siguen practicando el cristianismo», alerta.
También observa el prelado que el problema es social, pues «las amenazas y la discriminación son obra de la mayoría de la comunidad».
En cualquier caso, manifiesta además su preocupación por la actitud de la Iglesia pentecostal, distinguiéndola de la protestante.
«Frecuentemente algunos activistas de la Iglesia pentecostal ofrecen a esta gente ropa, alimentos y dinero, regalan Biblias y folletos religiosos y organizan encuentros en los que leen el Evangelio y prometen una tierra libre de enfermedades y pobreza», explica.
Los «dalit» «son tan pobres y están tan oprimidos que son atraídos por cualquier tipo de esperanza», apunta.
Y son estas actitudes, de acuerdo con monseñor Kerketta, las que provocan las acusaciones de proselitismo que se vierten contra la Iglesia.
«Estos pentecostales han penetrado en todo el Estado». Por su parte, los fundamentalistas hindúes –añade– «prefieren que los dalit sigan siendo pobres y sin educación, para servirse de ellos y explotarlos».
«De hecho, cada vez que los pentecostales celebran sus reuniones, extremistas (hindúes) se movilizan para llevar a cabo “reconversiones”, acusando a la Iglesia de proselitismo», recalca el prelado.
John Dayal –presidente de «All India Catholic Union», organismo que representa a 16 millones de católicos indios, y secretario general de «All India Christian Council», que representa a cristianos de diversas confesiones– considera que no se puede hablar de auténtica «reconversión» porque los tribales nunca han sido hindúes.
Manifiesta que «estas conversiones siempre se han efectuado con la violencia» y la complicidad de las autoridades. «En algunos Estados de la India existe una ley anti-conversión –subraya–, pero la seguridad pública, tan celosa de hacerla respetar a los pastores cristianos, teme aplicarla respecto al VHP y el Hindutva Parivar».