PEKÍN, martes, 10 mayo 2005 (ZENIT.org).- Cuatro años hace que un obispo octogenario de la Iglesia católica «clandestina» en China, monseñor Cosme Shi Enxiang, desapareció a manos de las autoridades, pero éstas niegan tener noticias de él.
Se teme que al prelado le ocurra lo mismo que a monseñor Fan Xueyn y a monseñor Li Lilfang, muertos en la cárcel.
Esta preocupación ha impulsado a fuentes de la Iglesia «clandestina» –que reconoce la autoridad del Papa, pero no está oficialmente aprobada por las autoridades de Pekín– a hacerse nuevamente altavoz de la captura del obispo de Yixian (provincia de Hebei), explica «AsiaNews», dirigida por el sacerdote misionero del PIME Bernardo Cervellera, experto en asuntos chinos.
Ya el 12 de febrero de 2002 la agencia de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos «Fides» publicó una lista no exhaustiva con los nombres de 33 obispos y sacerdotes detenidos o sin libertad para ejercer su ministerio (Cf. Zenit, 21 febrero 2002) a causa de su rechazo a pertenecer a la «Asociación Patriótica» –o «Iglesia oficial», con la que el gobierno chino busca ejercer su control sobre la Iglesia y cuyo objetivo es crear una Iglesia independiente de la obediencia al Papa–..
Entre los prelados arrestados se citaba a monseñor Cosme Shi Enxiang, ordenado obispo en 1982. Había pasado en la cárcel 30 años. Su última detención conocida hasta entonces era la de diciembre de 1990, así como su liberación en 1993.
Buscado por las autoridades desde 1995, el obispo desapareció la mañana del 13 de abril de 2001 –a los 81 años de edad– de casa de su sobrina en Pekín. Según el relato de dos testigos, dos automóviles con matrícula de Xushui (provincia de Hebei) se llevaron al prelado.
La familia se dirigió a la policía de Xushui para recibir noticias, pero sólo lograron negativas. La policía de Pekín negó igualmente el hecho.
Recientemente los familiares del obispo han vuelto a reclamar información a la policía de Xushui, pero la respuesta ha sido la misma.
Han pasado cuatro años de la detención del anciano prelado; mientras, el lugar donde está encarcelado se desconoce y las autoridades siguen negando el hecho, denuncia «AsiaNews».
Junto a la renovada denuncia de la desaparición del obispo de Yixian, las fuentes de la Iglesia «clandestina» piden que se difunda también la noticia de la detención del padre Liu Deli, de 42 años, de la misma diócesis china, de quien no se tiene rastro desde hace seis años.
De acuerdo con las mismas fuentes, el sacerdote desapareció en marzo de 1999, capturado por el gobierno, quien le había invitado a un coloquio. No ha habido signos de su posible liberación.
Hace pocas semanas «AsiaNews.it» publicó en inglés e italiano una lista no exhaustiva de obispos y sacerdotes en prisión, aislamiento o condenados a campos de trabajo. Incluye una petición de liberación de los anteriores para su envío al gobierno chino.
La petición ha encontrado respaldo en Europa y en los Estados Unidos, y de ella se ha hecho eco Internet y medios de prensa. Entre el apoyo recibido está el de Mario Mauro –vicepresidente del Parlamento Europeo–. Tras su publicación, monseñor John H. Ricard, presidente de la comisión de exteriores de la Conferencia Episcopal Estadounidense envió una carta al embajador chino en Washington pidiendo «información sobre los obispos y sacerdotes encarcelados» en China.
Pekín rompió sus relaciones con la Santa Sede en 1951, expulsando al nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Riberi. Para reanudar las relaciones, China pone dos condiciones: que el Papa no interfiera en la situación religiosa del país (entre otras cosas, que no nombre a los obispos) y que renuncie a sus relaciones con Taiwán.