Filipinas: Desenlace feliz de un secuestro gracias a la mediación de un obispo

Monseñor Cabajar se ofreció en lugar de los rehenes

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PAGADIAN, jueves, 26 mayo 2005 (ZENIT.org).- Por la intervención del obispo de la diócesis filipina de Pagadian, los 14 rehenes –mujeres y niños— retenidos en un autobús por tres hombres armados fueron liberados el miércoles.

Monseñor Emmanuel Treveno Cabajar «es muy conocido y respetado por la población local», declararon fuentes de la zona a «AsiaNews»; «probablemente por esto las autoridades pidieron su intervención en la negociación con los secuestradores».

El suceso se inició hacia las 18.00 del martes, cuando la policía detuvo en un control un autobús que se dirigía a Zamboanga (en la isla de Mindanao). Se ordenó a todos los hombres que viajaban en el vehículo que descendieran para un registro. Fue cuando tres hombres, que no bajaron, sacaron sus pistolas y ordenaron al conductor que arrancara.

Tras unas dos horas de viaje el autobús, en el que había catorce rehenes entre mujeres y niños, se detuvo en un bloqueo vial cerca de Pagadian City, momento en que aprovechó el conductor para huir. Los secuestradores se encerraron en el vehículo y amenazaron con matar a los rehenes.

Entonces las autoridades policiales contactaron con el prelado, quien se acercó al lugar para negociar con los secuestradores.

«Querían otro medio de transporte –relató el obispo a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras— porque el autobús tenía dos ruedas desinfladas». Pero los militares, que se habían unido a la policía en la persecución, eran contrarios a la pretensión de que los secuestradores se llevaran a los rehenes en otro vehículo, y hacia la medianoche la mediación se detuvo.

«En ese momento hablé con los tres hombres y les propuse que liberaran a todos los rehenes: seguirían el viaje en mi propia furgoneta y conduciría yo mismo».

Al principio los secuestradores aceptaron el intercambio y pidieron al prelado que regresara por la mañana, hacia las 6.00 horas. «Por la mañana, me vestí con ropas episcopales para asegurarles mi identidad y regresé al autobús. Pero ellos habían cambiado de idea», prosigue monseñor Cabajar.

Pedían llevarse a dos niños como garantía. «Les dije inmediatamente que no –explicó– y procuré explicarles que mi presencia bastaría; les serviría de garantía de cualquier ataque. Sin embargo no estaban convencidos».

«Conseguí subir al vehículo donde éramos ocho: los tres secuestradores, cuatro rehenes y yo. Les dije la verdad, que la policía no les dejaría nunca marchar. Al final, gracias a Dios, les convencí», añade.

En la furgoneta del prelado los hombres pidieron alejarse y que les dejara «donde la policía no pudiera prenderles». «Pero fue difícil –reconoce– porque los medios de comunicación y la policía nos seguían. Me tuve que parar y bajar por lo menos cuatro veces antes de convencer a la gente para que no nos siguieran. Tras aproximadamente una hora y media de viaje, conseguí que se bajaran».

El prelado describe a los secuestradores como «tres hombres jóvenes».

Inmediatamente después de la liberación en los alrededores de Pagadian City, se ocupó él mismo de algunos de los rehenes: «Querían descansar y comer algo, así que les llevé a la Casa de los Padres Combonianos, donde se encontraron con sus familiares y fueron llevados de vuelta al hogar».

Monseñor Cabajar, de 62 años, está al frente de la diócesis de Pagadian desde el 2 de septiembre de 2004. Comprende Pagadian City y otros 24 municipios al noreste de Zamboanga del Sur. 942 mil personas –el 83% católicos– viven en su circunscripción eclesiástica; el 17% restante está formado en su mayoría por cristianos, musulmanes y fieles de un credo local.

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ZENIT Staff

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