BARI, domingo, 29 mayo 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI confirmó su compromiso a favor de la unidad de los cristianos este domingo, comprometiéndose a ofrecer «gestos concretos» que permitan avanzar en el camino ecuménico.
La ciudad de Bari, donde se encuentran los restos de san Nicolás –el santo que ha dado pie la figura de Santa Claus, fue el escenario escogido por el Santo Padre para hacer su anuncio, en la homilía de la misa de clausura del Congreso Eucarístico Nacional Italiano.
La ciudad de Apulia es también un puente entre católicos y ortodoxos, pues históricamente fue lugar de encuentro entre la cultura europea occidental y oriental.
El Papa Joseph Ratzinger repitió algo que el anterior prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe decía sin cesar: la Eucaristía «es sacramento de la unidad».
«Pero, por desgracia, los cristianos están divididos precisamente en el sacramento de la unidad –constató–. Con mayor motivo, por tanto, apoyados por la Eucaristía, tenemos que sentirnos estimulados a tender con todas las fuerzas hacia esa plena unidad que Cristo deseó ardientemente en el Cenáculo».
«Quisiera confirmar mi voluntad de asumir como compromiso fundamental el de trabajar con todas las energías en la reconstitución de la plena y visible unidad de todos los seguidores de Cristo», aseguró el Santo Padre.
«Soy consciente de que para ello no bastan las expresiones de buenos sentimientos –reconoció–. Se requieren gestos concretos que entren en los espíritus y agiten las conciencias, invitando a cada uno a esa conversión interior que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo».
El Papa ya había confirmado este compromiso nada más ser elegido obispo de Roma, el 25 de abril, al reunirse con las delegaciones cristianas que participaron en la misa de inicio solemne de su pontificado.
El Papa pidió las 200.000 personas presentes en la explanada de Marisabella, entre las que había decenas de miles de jóvenes, «que emprendáis con decisión el camino de ese ecumenismo espiritual, que en la oración abre las puertas al Espíritu Santo, el único que puede crear la unidad».
El 25 de mayo el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en el Congreso Eucarístico, propuso celebrar en Bari un Sínodo de la reconciliación entre obispos católicos y ortodoxos, como el que se había celebrado en esa ciudad en 1098.
A todos los cristianos, incluidos los protestantes, el purpurado alemán les sugirió realizar una alianza en defensa de los valores cristianos fundamentales que hoy día son negados, particularmente en Europa.