CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 8 junio 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó a reconocer los beneficios de Dios, evitando concentrarse en los aspectos negativos de la vida, para aprender a elevar una oración de acción de gracias.
Fue el consejo que dejó este miércoles a los 35 mil peregrinos que participaron en la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano, en la que comentó el Salmo 110, «Grandes son las obras del Señor».
La composición bíblica nos invita «a descubrir todo lo bueno que el Señor nos da cada día», aseguró el Santo Padre en su catequesis.
«Nosotros vemos más fácilmente los aspectos negativos de nuestra vida –reconoció–. El Salmo nos invita a ver también lo positivo, los muchos dones que recibimos, y así encontrar la gratitud, pues sólo un corazón agradecido puede celebrar dignamente la liturgia de la acción de gracias, la Eucaristía».
Un fuerte vendaval azotaba esa mañana a los peregrinos. «Hoy sentimos un fuerte viento», comenzó diciendo el Santo Padre.
«El viento en la Sagrada Escritura es símbolo del Espíritu Santo. Esperamos que el Espíritu Santo nos ilumine ahora en la meditación del Salmo 110», deseó, continuando así con la serie de reflexiones que ya había comenzado Juan Pablo II sobre los salmos y cánticos de la Liturgia de las Horas.
La oración, explicó el sucesor de Pedro, es «contemplación del misterio de Dios y de las maravillas que realiza en la historia de la salvación».
Y entre estas maravillas destaca «ese lazo íntimo que une a Dios con su pueblo y que comprende una serie de actitudes y de gestos», reconoció.
Por eso, el salmista concluye invitando «a todo fiel a cultivar el «temor del Señor», inicio de la auténtica sabiduría».
«Bajo este término no se esconde el miedo y el terror, sino el respeto serio y sincero, que es fruto del amor, la adhesión genuina y operante al Dios liberador», aclaró Benedicto XVI.
En la audiencia general saludó en once idiomas a los peregrinos presentes. Además de hablar en italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués y polaco, leyó sus saludos en checo, eslovaco, húngaro y lituano. Antes de retirarse, como ya es costumbre, tuvo un encuentro particular con los enfermos.
Pueden leerse los precedentes comentarios de Benedicto XVI y de Juan Pablo II a los salmos y cánticos de la Liturgia de las Horas en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit.org).