BRUSELAS, viernes, 17 junio 2005 (ZENIT.org).- Asociaciones europeas han protestado por una resolución aprobada por el Parlamento Europeo sobre políticas de antidiscriminación por considerar que viola la libertad de religión y la soberanía nacional al imponer el matrimonio homosexual.
La resolución, escrita por el parlamentario Claude Moraes (Reino Unido, socialista), recibió el 8 de junio pasado 360 votos favorables, 272 contrarios y 20 abstenciones.
«Desde luego, el informe tiene el laudable objetivo de proteger a las minorías de discriminaciones. Sin embargo, es claramente problemático cuando esto se hace a expensas de otras libertades: en este caso, se da la preocupación de que amenace a la libertad de religión», afirma la organización internacional de apoyo a la familia, «Euro-Fam», en un comunicado.
El párrafo 22 del informe indica que el Parlamento Europeo cree que en el campo de la educación la libertad de religión implica «discriminaciones» y homofobia.
«Se da la preocupación de que implique la supresión del derecho de los padres a escoger el tipo de educación que quieren para sus hijos». Además, indica, se pueden violar los derechos fundamentales de las religiones a exponer sus creencias, añade Euro-Fam.
En el párrafo 24, el Parlamento pide asegurar el libre movimiento de las parejas del mismo sexo «casadas» en los diferentes países de la Unión.
«Llega a pedir que estas parejas del mismo sean reconocidas en el país de acogida, aunque éste no haya reconocido legalmente las uniones o matrimonios del mismo sexo. Esto no sólo atenta a la soberanía de numerosos estados miembros y de las legislaciones nacionales, sino que además provoca una redefinición de la familia tradicional en muchos estados», afirma Euro-Fam.
«El informe plantea serios precedentes, pues mina claramente la libertad de religión –afirma la organización en un comunicado–. El Parlamento Europeo ha demostrado que está dispuesto a ignorar el principio de subsidiariedad que protege las políticas familiares nacionales».
Las resoluciones del parlamento europeo no tienen carácter ejecutivo, pero sí tienen un valor de presión política y de inspiración para la legislación entre los países miembros.
Giorgio Salina, vicepresidente europeo de la Convención de Cristianos por Europa, ha aclarado a Zenit: «cuando se decía que en el proyecto de Tratado constitucional europeo y en la Carta de los Derechos Fundamentales se daban las premisas para ratificar el matrimonio entre homosexuales, no se hacían elucubraciones gratuitas, por desgracia, se trataba de fáciles profecías».