Benedicto XVI busca hacer redescubrir a Alemania sus raíces espirituales

Según afirma en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Colonia-Bonn

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COLONIA, jueves, 18 agosto 2005 (ZENIT.org).- Tras aterrizar este jueves en Alemania, Benedicto XVI deseó que las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) sirvan, entre otras cosas, para redescubrir el patrimonio espiritual de las raíces cristianas de su país.

Le dieron la bienvenida en el aeropuerto Konrad Adenauer de Colonia-Bonn el presidente alemán, Horst Köhler, así como el canciller Gerhard Schröder, cardenales y obispos en representación de la Iglesia en Alemania, y chicos y chicas que participan en las JMJ.

«El encuentro de muchos jóvenes con el sucesor de Pedro es un signo de la vitalidad de la Iglesia. Me siento dichoso de estar entre los jóvenes, de apoyar su fe y de animar su esperanza», afirmó el pontífice en su discurso pronunciado en alemán.

«Al mismo tiempo –reconoció en medio de un fuerte viento–, estoy seguro de recibir algo de los jóvenes, sobre todo de su entusiasmo, de su sensibilidad y de su disponibilidad para afrontar los desafíos del futuro».

El Santo Padre explicó que «todos los creyentes, y particularmente los jóvenes, están llamados a afrontar el camino de la vida buscando la verdad, la justicia y el amor».

«Es un camino cuya meta definitiva se puede alcanzar sólo mediante el encuentro con Cristo, un encuentro que no tiene lugar sin la fe», indicó.

«En este camino interior pueden ayudar los múltiples signos que la amplia y rica tradición cristiana ha dejado de manera indeleble en esta tierra de Alemania», indicó, citando, por ejemplo, «los grandes monumentos históricos», «las innumerables obras de arte diseminadas por su territorio», así como «los conceptos filosóficos», «la reflexión teológica de tantos pensadores» o «la experiencia mística de una muchedumbre de santos».

«Es un rico patrimonio cultural y espiritual que, todavía hoy, da testimonio en el corazón de Europa de la fecundidad de la fe y de la tradición cristiana», aseguró en su discurso, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos y gritos de los jóvenes.

Poco antes, el presidente Köhler confesó en su saludo su emoción «como cristiano protestante» al dar la bienvenida a un Papa que es «alemán, es decir, uno de los nuestros».

Para el jefe de Estado su elección como Papa reviste importancia histórica: «Tras el Papa de Polonia, que fue el primer país invadido por Alemania en la Segunda Guerra Mundial, ha sido elegido como sucesor de san Pedro alguien que forma parte de la llamada generación de los «niños de la defensa antiaérea»».

Esta elección, añadió, «se ha entendido en todo el mundo como signo de reconciliación y hoy puedo contar que, tan sólo unos minutos después de su elección, el primero que me llamó para felicitarnos fue el presidente polaco [Aleksander] Kwasniewski.

Al saludar al presidente, tras su largo y profundo discurso, el Papa dijo bromeando: «No sabía que un presidente fuera también teólogo». La broma no sólo hizo sonreír a Köhler, sino también a Schröder y provocó el aplauso de los jóvenes.

El Santo Padre concluyó su discurso deseando: «Que Dios proteja la República Federal de Alemania».

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ZENIT Staff

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