ROMA, martes, 6 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Inmediatamente después de la muerte de Juan Pablo II se empezaron a conocer presuntas curaciones y «milagros» en los que el difunto Papa habría intervenido en vida.
Para profundizar en estos episodios Andrea Tornielli, vaticanista del diario «Il Giornale», ha realizado una investigación recogida en el libro, «Los milagros del Papa Wojtyla» («I miracoli di Papa Wojtyla», Piemme), publicado a principios de verano. En esta entrevista concedida a Zenit aborda el contenido de sus páginas.
–¿Cuáles y cuántos son los milagros atribuidos a la intercesión de Juan Pablo II que se relatan en el libro?
–Andrea Tornielli: Desearía decir ante todo que –más allá del título decidido por el editor– en el texto prefiero hablar de «gracias» recibidas, en cuanto que no es posible afirmar que se trate de auténticos milagros, como en el caso de aquellos certificados por la Congregación para las Causas de los Santos. En cualquier caso describo ampliamente ocho, pero cito más. Se trata de los testimonios que surgieron inmediatamente después del fallecimiento de Juan Pablo II. En algunos casos se trata de relatos de los que yo tenía conocimiento desde hace tiempo, pero de los que se me había pedido que no escribiera en vida del pontífice.
–¿Quiénes son los testigos de los «milagros»?
–Andrea Tornielli: En la mayor parte de los casos los interesados directamente o sus familiares. En un caso, en el de un judío norteamericano curado, el testigo es el arzobispo Stanislaw Dziwisz, quien durante cuatro décadas fue el secretario de Karol Wojtyla.
–¿Por qué escribir un libro así sobre Juan Pablo II? ¿No está anticipando el proceso de beatificación?
–Andrea Tornielli: De ninguna manera. He especificado desde el principio que mi trabajo no pretende interferir en modo alguno con el proceso de beatificación. Sobre todo se trata de indicaciones de gracias ocurridas mientras el Papa Wojtyla estaba aún con vida y por lo tanto no pueden utilizarse en el proceso, que como es sabido toma en consideración presuntos milagros ocurridos por la intercesión del siervo de Dios tras su muerte.
En segundo lugar lo que he intentado hacer, reuniendo estos testimonios, no es anticipar el juicio de la Iglesia sobre la santidad de Juan Pablo II, sino más bien hacer ver cuántas veces en torno al Papa y gracias a su oración de intercesión las personas recibían gracias. Intencionadamente he escrito un capítulo al final del libro narrando episodios similares sucedidos en otros Papas en olor de santidad…
–¿Era consciente Juan Pablo II de los acontecimientos extraordinarios de los que fue portador?
–Andrea Tornielli: Lo era, porque a veces se percataba de algo que ocurría; otras veces porque se lo comunicaban enseguida, dándole las gracias. Pero ordenaba siempre a todos que no hablaran, que permanecieran en silencio. Y sobre todo subrayaba que los milagros y las gracias las hacía el Señor, no el Papa. Éste rogaba sólo para que las peticiones de las personas que sufrían fueran escuchadas.
–Independientemente de los sucesos extraordinarios, el pontificado de Juan Pablo II influyó de manera determinante en eventos históricos, y no sólo en la caída del muro de Berlín. ¿No cree?
–Andrea Tornielli: Ha sido un papado que atravesó el último cuarto del siglo XX e introdujo a la Iglesia en el tercer milenio. Estoy de acuerdo en que la influencia que tuvo en los acontecimientos históricos no hay que vincularla sólo a la caída del muro de Berlín (si bien en ese caso el Papa originario de Polonia aportó su contribución determinante): pensemos por ejemplo en el gesto profético de la visita a la mezquita de Damasco en mayo de 2001, pocos meses antes del 11 de septiembre. Era como si indicara con antelación el camino a seguir.