«S.O.S.» ecuménico de Sri Lanka para frenar la espiral de violencia en el país

COLOMBO, jueves, 12 enero 2006 (ZENIT.org).- Más de una veintena de líderes cristianos de Sri Lanka han hecho oír su clamor conjunto pidiendo el cese de la espiral de violencia en la que se ha metido el país.

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Reclaman en especial al presidente del gobierno, a todos los líderes de partidos políticos y al líder de los «Tigres de Liberación de la Patria Tamil» (LTTE, por sus siglas) «pasos inmediatos» para detener esta conmoción de las últimas semanas.

«El pueblo de este país debe tomar nota seriamente de que la cultura de la violencia se está difundiendo peligrosa e indiscriminadamente. Nadie parece capaz de frenar la espiral de matar por matar. Ni siquiera nadie asume la responsabilidad de querer parar esta tendencia», lamentan.

Su advertencia se contiene en una «Intervención ecuménica de líderes eclesiales por la paz» que difundieron el lunes –recibida íntegramente en Zenit por cortesía del arzobispado de Westminster–.

Al frente de esta circunscripción eclesiástica, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor se encontraba a principios de mes visitando las zonas golpeadas por el «tsunami» en Sri Lanka.

El purpurado mantuvo esos días un encuentro con el presidente del país, Mahinda Rajapakse, tras cuya elección –en noviembre pasado– se empezó a registrar el aumento de los ataques de los LTTE, apunta la agencia especializada en el contexto asiático «AsiaNews» –del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras–.

El presidente del país sugirió al arzobispo de Westminster que la comunidad internacional debería hacer presión en los LTTE para que cesen los asesinatos y se sienten en la mesa de negociaciones.

Condenó igualmente el asesinato, durante la Misa de Nochebuena en la catedral de Batticaloa, del católico Joseph Pararajasingham, parlamentario del partido «Alianza Nacional Tamil».

Una declaración pública de «Amnistía Internacional» (AI) fechada el miércoles estima en más de cien el número de personas asesinadas en un mes de derramamiento de sangre.

De acuerdo con el reciente documento de los líderes cristianos –más de la mitad son obispos católicos–, «diferentes pero igualmente trágicos incidentes se registran casi diariamente»; «como si estuviera proyectado, el centro se desplaza de Jaffna a Colombo, a Batticaloa, a Mannar, y ahora, después de un período de cierta calma, a Trincomalee».

Se refieren al asesinato, el 2 de enero, de cinco estudiantes de secundaria (de etnia tamil) del «Sri Koneswara Hindu College» y del «St Joseph’s College», suceso que incluye AI en su declaración. Se reciben noticias de que los alumnos murieron por disparos. «La verdad saldrá sólo con una comisión independiente aceptable para todas las partes», apunta el llamamiento ecuménico.

Para éste «igualmente atroz» fue el reciente ataque que en la costa de Trincomalee que arrancó la vida de al menos trece marineros de la Armada. «Ésta es una flagrante violación del Acuerdo de alto el fuego –dice el documento– y los LTTE sencillamente no puede negar responsabilidad por esto y la reciente avalancha de asesinatos».

«Reiteramos y estamos completamente de acuerdo con las voces que han condenado todos los asesinatos, ya sean de civiles, militares, miembros del LTTE o de otros grupos», subrayan los líderes ecuménicos.

«Asimismo hacemos un llamamiento por el fin de estos persistentes asesinatos sin sentido en nuestro país. Matar a cualquier ser humano es un juicio sobre todos nosotros», pues «cualquier asesinato es un indicador de nuestro fracaso en vivir con las diferencias y de nuestra incapacidad de hallar una forma no violenta, incluyente y civilizada de tratar con las reivindicaciones y los conflictos», reconoce el documento ecuménico.

Todos los obispos y pastores firmantes «lamentamos que décadas de derramamiento de sangre, privaciones y sufrimiento no hayan aportado respuesta de espiritualidad y resolución para respetar la vida humana y la dignidad de nuestros hermanos y hermanas de otros grupos étnicos, religión o ideología política».

«Imploramos al presidente y a todos los líderes de partidos políticos y al líder de los LTTE que den inmediatamente pasos para detener esta espiral de violencia», concluyen.

Más de dos décadas de conflicto

Sri Lanka ha estado siempre invadida por un fuerte movimiento nacionalista de raíz budista que ha generado en la minoría tamil la percepción de ser discriminada de la vida política, social, civil y cultural del país. Esta situación fue el preludio de la guerra civil.

El combate de los «Tigres de Liberación de la Patria Tamil» por la independencia en el norte y este del país estalló en 1983. El resultado: la pérdida de 65 mil vidas, un extenso daño a hogares e infraestructuras públicas, y el recelo entre diferentes etnias y comunidades religiosas.

El enfrentamiento entre cingaleses –la mayoría de religión budista– y la minoría tamil –hinduistas—, que sumió a la pequeña isla del subcontinente indio en dos décadas de guerra civil, llegó a la firma de un «alto el fuego» desde febrero de 2002.

Las conversaciones de paz entre los LTTE y el gobierno, iniciadas en abril de 2003 con la mediación de Noruega, hace tiempo que están paradas. Apunta la agencia del PIME que, según la presidencia, el acuerdo de paz es obstaculizado por el Frente de Liberación del Pueblo, partido marxista aliado en el gobierno, que ha amenazado con dejar la coalición.

Por su parte, Rajapakse dice que ha invitado a los LTTE a tratar del proceso de paz, pero que aún espera respuesta. Recalca que las conversaciones se deben celebrar en Sri Lanka, no en un país europeo –como piden los LTTE–.

De una población de casi 20 millones de habitantes, en el país asiático el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiano y el 7% musulmán.

Firmantes de la «Intervención ecuménica de líderes eclesiales por la paz»

Por parte de la Conferencia Episcopal Católica de Sri Lanka, se incluyen entre las firmas las de los prelados al frente de todas las diócesis del país: obispo Fernando Vianney –de Kandy, presidente del organismo eclesial–, obispo Joseph Rayappu –de Mannar, vicepresidente del episcopado–, arzobispo Oswald Gomis –de Colombo–, obispo Frank Marcus Fernando –de Chilaw–, obispo Thomas Savundranayagam –de Jaffna–, obispo Kingsley Swamipillai –de Trincomalee/Batticaloa–, obispo Raymond Peiris –de Kurunegala–, obispo Marius Peiris –auxiliar de Colombo–, obispo Winston Fernando –de Badulla—, obispo Harold Anthony Perera–de Galle–, obispo Norbert Andradi –de Anuradhapura–, obispo Valence Mendis –coadjutor de Chilaw— y como administrador de la diócesis de Ratnapura el padre Damian Fernando.

El documento lleva igualmente las siguientes firmas de líderes de Iglesias del Consejo Nacional Cristiano de Sri Lanka: Rev. Kingsley Perera –presidente, Sri Lanka Baptist Sangamaya, Consejo Nacional Cristiano de Sri Lanka–, Rev. Kumara Illangasinghe –obispo de Kurunagala–, Rev. Duleep de Chickera –obispo de Colombo–, Rev. W. P. Joseph Ebenezer –presidente, Iglesia Metodista–, Rev. C. N. Jansz –presidente, Iglesia holandesa reformada–, Rev. K. Piyadasa –moderador, Iglesia Presbiteriana–, Rev. P. R. Navendrananugoolan –comisario del moderador, Iglesia del Sur de la India, diócesis de Jaffna–, Roy Frans –mando territorial, Ejército de Salvación–, Rev. Jayasiri Peiris –secretario general, Consejo Nacional Cristiano de Sri Lanka.

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ZENIT Staff

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