CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 18 enero 2006 (ZENIT.org).- Al final de la catequesis de la audiencia general de este miércoles, Benedicto XVI anunció la publicación de su primera encíclica, que llevará por título «Deus caritas est». Estas fueron sus palabras:


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En este sentido y con estos sentimientos, me dirigiré tras las huellas del Papa Juan Pablo II el miércoles próximo, el 25 de enero, fiesta de la conversión del Apóstol de las Gentes, a la Basílica de San Pablo Extramuros para rezar con los hermanos ortodoxos y protestantes: rezar para dar gracias por lo que nos ha concedido el Señor; rezar para que el Señor nos guíe por las sendas de la unidad.

En ese mismo día, el 25 de enero, además, se publicará finalmente mi primera encíclica, cuyo título ya es conocido, «Deus caritas est», «Dios es amor». El tema no es directamente ecuménico, pero el marco y el telón de fondo son ecuménicos, pues Dios y nuestro amor son la condición de la unidad de los cristianos. Son la condición de la paz en el mundo.

Con esta encíclica quisiera mostrar el concepto de amor en sus diferentes dimensiones. Hoy, en la terminología que se conoce, «amor» parece ser con frecuencia algo muy alejado de lo que piensa un cristiano cuando habla de caridad. Quisiera mostrar que se trata de un único movimiento con diferentes dimensiones. El «eros», este don del amor entre hombre y mujer, procede del mismo manantial de la bondad del Creador, así como la posibilidad de un amor que renuncia a sí mismo a favor del otro. El «eros» se transforma en «ágape» en la medida en que los dos se aman realmente y uno ya no se busca a sí mismo, su goce, su alegría, sino que busca sobre todo el bien del otro. De este modo, el «eros» se transforma en caridad, en un camino de purificación, de profundización. De la propia familia se abre de par en par a la familia más grande de la sociedad, a la familia de la Iglesia, a la familia del mundo.

Trato de demostrar también que el acto totalmente personal que nos viene de Dios es un único acto de amor. Tiene que expresarse también como un acto eclesial, organizativo. Si es realmente verdad que la Iglesia es expresión del amor de Dios, de ese amor que Dios tiene por su criatura humana, tiene que ser también verdad que el acto fundamental de la fe, que crea y une a la Iglesia y nos da la esperanza de la vida eterna y de la presencia de Dios en el mundo, engendra un acto eclesial. Es decir, la Iglesia, incluso como Iglesia, como comunidad, de manera institucional, tiene que amar.

Y esta «Caritas» no es mera organización, como otras organizaciones filantrópicas, sino una expresión necesaria del acto profundo del amor personal con el que Dios nos ha creado, suscitando en nuestro corazón el empuje hacia el amor, reflejo de Dios Amor, que nos hace su imagen.

Antes de que el texto quedara listo y fuera traducido ha pasado tiempo. Ahora me parece un don de la Providencia el hecho de que sea publicado precisamente en el día en el que rezaremos por la unidad de los cristianos. Espero que pueda iluminar y ayudar a nuestra vida cristiana.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]