WEST CONSHOHOCKEN (Pensilvania, EE. UU.), martes, 17 enero 2006 (ZENIT.org).- Muchos sacerdotes crecen en santidad y felicidad en su ministerio como resultado de la sanación de la inseguridad masculina, soledad e ira de su infancia y adolescencia y, sucesivamente, de su atracción hacia el mismo sexo.

Así lo afirma el doctor Richard Fitzgibbons, psiquiatra que ha contribuido a la redacción del documento «Homosexualidad y esperanza» (Cf. cathmed.org/publications/homosexuality.html) de la Asociación Médica Católica (de los Estados Unidos y Canadá).

A propósito del reciente documento vaticano sobre los candidatos al sacerdocio y las tendencias homosexuales (Cf. Zenit, 29 noviembre 2005), el especialista prosigue hablando con Zenit sobre los pasos que pueden dar candidatos al seminario, seminaristas y sacerdotes para resolver sus tendencias homosexuales --en caso de que las tengan--, y cuanto obispos y superiores religiosos pueden hacer para ayudarles.

La primera parte de esta entrevista se puede leer en Zenit, 16 enero 2006.

--¿Cómo pueden ayudar los directores espirituales a los seminaristas o a los sacerdotes que experimentan atracción hacia el mismo sexo?

--Dr. Fitzgibbons: Los directores espirituales pueden ayudar a los seminaristas y a los sacerdotes comprendiendo que las atracciones hacia el mismo sexo se pueden tratar y que no están genéticamente predeterminadas. Pueden alentar a los seminaristas y a los sacerdotes a afrontar su sufrimiento emocional con la ayuda del Señor, en particular su soledad.

Los directores espirituales que se comprometen activa y honestamente en la oración de sanación interior, y que pueden ayudar a hacer eficaces las gracias de sanación, a través de la regla para el discernimiento espiritual de San Ignacio de Loyola, pueden facilitar el proceso de sanación.

--La nueva Instrucción del Vaticano afirma que las tendencias homosexuales que sean sólo la expresión de un problema transitorio, como, por ejemplo, el de una adolescencia todavía no terminada, deben ser claramente superadas al menos tres años antes de la Ordenación diaconal. ¿Qué opina al respecto?

--Dr. Fitzgibbons: En mi opinión esta declaración significa que no es suficiente para un seminarista ser casto durante tres años. También debe primero conocerse a sí mismo, esto es, comprender sus conflictos emocionales que ocasionan atracciones hacia el mismo sexo y haber trabajado para resolver esos conflictos.

La castidad por tres años no es suficiente porque, en los momentos de mayor tensión en el ministerio sacerdotal, los problemas no resueltos de soledad, aislamiento o inseguridad derivados del período de la adolescencia podrían conducir a atracciones hacia el mismo sexo –incluso atracción hacia chavales adolescentes, en un intento inconsciente de huir del propio sufrimiento.

Los hallazgos de la reciente investigación del Dr. Robert L. Spitzer y muchos otros estudios clínicos sostienen esta perspectiva de que las tendencias homosexuales pueden ser transitorias y ser solucionadas.

--¿Qué recomienda en el caso de sacerdotes que experimentan atracciones hacia el mismo sexo o tendencias homosexuales?

--Dr. Fitzgibbons: Recomendaría que se hagan más conscientes de los orígenes emocionales de la atracción hacia el mismo sexo y de la posibilidad de curarla, además de la incidencia de graves enfermedades físicas y psiquiátricas asociadas a la homosexualidad.

También, visto que según el informe del Jay College of Criminal Justice de Nueva York el 80% de los casos de abuso por parte de sacerdotes se refiere a chicos adolescentes, los sacerdotes con atracciones hacia el mismo sexo tienen una grave responsabilidad en proteger a la Iglesia y a los jóvenes de más escándalos, cosa que les impone el deber de trabajar para comprender y resolver sus atracciones hacia el mismo sexo. Los chavales adolescentes necesitan ser protegidos de la agresión homosexual.

Hemos visto a muchos sacerdotes crecer en santidad y en felicidad en su ministerio como resultado de la sanación de la inseguridad masculina, soledad e ira de su infancia y adolescencia y, sucesivamente, de su atracción hacia el mismo sexo. Este proceso de curación ha sido descrito en la declaración de la Asociación Médica Católica, «Homosexualidad y esperanza».

Nuestra experiencia de más de 25 años nos ha convencido de la relación directa entre rebelión e ira contra la enseñanza de la Iglesia y comportamientos sexualmente promiscuos.

Parece que se trata de un camino de doble dirección: los que son sexualmente activos disienten de la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad para justificar sus propias acciones, mientras que aquellos que adoptan ideas rebeldes sobre la moral sexual son más vulnerables a hacerse sexualmente activos porque carecen de defensas contra las tentaciones sexuales.

Crecer en el perdón y en la humildad es esencial en el tratamiento de tales sacerdotes.

--¿De qué manera pueden los obispos y los superiores religiosos ayudar a sus sacerdotes que presenten tendencias hacia el mismo sexo?

--Dr. Fitzgibbons: Si los obispos alentaran a los sacerdotes con tendencias homosexuales a seguir terapia apropiada y dirección espiritual conforme a la doctrina de la Iglesia, también serían testigos de la sanación de sus sacerdotes.

Además, los sacerdotes serían ayudados si los programas para hacer frente a los momentos de crisis no enmascararan el papel de la homosexualidad en los fenómenos de abuso sobre chicos adolescentes. En lugar de ello, estos programas deben describir por qué los varones adultos pueden estar sexualmente atraídos hacia adolescentes y cómo este conflicto puede ser resuelto.

En vista del informe del John Jay College, los obispos deberían considerar proteger a los jóvenes impidiendo a los sacerdotes con una homosexualidad profundamente arraigada enseñar o desarrollar otros ministerios en escuelas, centros superiores y seminarios.

Finalmente, los obispos deberían estar alerta de que existen muchos «expertos» que ignoran la ciencia médica o que están influidos por lo «políticamente correcto».

El Dr. Paul McHugh, miembro del National Review Board de la Conferencia Episcopal estadounidense (USCCB, por sus siglas en inglés. Ndr), ex jefe de psiquiatría del Hospital John Hopkins, declaró recientemente: «Me sorprende el hecho de que esta bomba» --la del abuso sobre chavales adolescentes-- «no haya sido objeto de mayor interés y debate».

McHugh refirió al «National Catholic Register» que estaba «asombrado por el hecho de que la gente por todos los Estados Unidos no estuviera hablando de ello, ni estuviera reflexionando preguntándose por los mecanismos que lo generaron».

Existe toda razón para esperar que, con este nuevo documento, la Iglesia progresará en la necesaria vía de la purificación descrita por Juan Pablo II en su encuentro de abril de 2002 con los cardenales y obispos a propósito de la crisis.