NUEVA YORK, domingo, 1 enero 2006 (ZENIT.org).- El Camino Neocatecumenal acoge con entusiasmo las disposiciones que ha emanado la Santa Sede sobre la celebración de la misa en el seno de sus comunidades.

Las indicaciones son presentadas en una carta, que lleva por fecha el 1 de diciembre, y la firma del cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, está dirigida a los a los iniciadores y responsables del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi.

Con el fin de comprender la manera en que este documento ha sido recibido por el Camino Neocatecumenal, Zenit ha entrevistado a Giuseppe Gennarini, responsable del Camino en los Estados Unidos y representante del Camino para los medios de comunicación.

--¿Qué valoración hacen desde el Camino de esta carta?

--Giuseppe Gennarini: Es la primera vez que se aceptan algunas variaciones presentes en la forma de celebrar la Eucaristía en el contexto del Camino como adaptaciones lícitas para ayudar a que el hombre contemporáneo pueda recibir mejor la gracia comunicada por los sacramentos.

Es, en mi conocimiento, el único caso que un grupo eclesial recibe un permiso expreso en este sentido por parte de La Santa Sede.

Hasta ahora lo habíamos hecho con un permiso oral de la Congregación, pero no por escrito. De hecho, Juan Pablo II siempre había apoyado esta idea, e incluso la expuso en su Carta Apostólica «Dies Domini», donde hablaba de la posibilidad de que «en consideración de particulares exigencias formativas y pastorales» estas celebraciones de la misa dominical pudieran tener lugar.

--¿Cuáles son las variaciones litúrgicas permitidas por la Congregación al Camino Neocatecumenal?

--Giuseppe Gennarini: La carta del Cardenal Arinze acepta el principio de celebraciones especiales los sábados por la noche para las Comunidades Neocatecumenales. Para poder apreciar mejor la importancia de esta concesión, hemos de tener en cuenta que muchos se han opuesto a esta práctica del camino por considerarla de por si elitista o divisiva (aunque las liturgias del camino son abiertas a todos). A pesar de esto, este principio ha sido aprobado oficialmente. La petición de participar una vez al mes en las celebraciones generales de las parroquias ya se realiza frecuentemente, por ejemplo en el contexto de las solemnidades litúrgicas como la Navidad, la Epifanía, la Institución de la Eucaristía el Jueves Santo, las fiestas patronales, la Asunción, Todos los Santos, la Inmaculada Concepción.

La carta también cita el artículo del Misal Romano sobre moniciones, pero lo convierte de una práctica extraordinaria a una práctica de uso ordinario.

Los «ecos» antes de la homilía también han sido aceptados. Esto es algo completamente nuevo en la Iglesia, por lo que la carta ofrece algunas líneas generales.

La carta permite también que el saludo de la paz tenga lugar antes del ofertorio. Para comprender la magnitud de esta concesión, hay que recordar que sólo unas semanas antes de la fecha de la carta, el prefecto de la Congregación había explicado a cientos de obispos participantes en el Sínodo de la Eucaristía que nadie sería autorizado a cambiar el lugar del signo de la paz. De hecho, algunas conferencias episcopales han pedido esta variación, pero nunca había sido permitido.

Finalmente, el modo de la distribución de la comunión tal y como es realizado actualmente es permitido durante un largo periodo si bien «ad experimentum». Esto demuestra que no se trata de una práctica irreverente sino plenamente legítima como puede constatar cualquiera que participe en una Eucaristía de las comunidades. Esto está escrito en el contexto de la aprobación final del Estatuto del camino Neocatecumenal, que en este momento está aprobados también «ad experimentum». Finalizado este periodo «ad experimentum» la Comisión interdicasterial de las cinco Congregaciones que aprobaron el Estatuto (Consejo para los Laicos, Fe, Clero y Catequesis, Liturgia y Educación Católica) verificará las adecuaciones necesarias.

--¿Por qué es importante celebrar la Misa en pequeños grupos?

--Giuseppe Gennarini: Más del 70 por ciento de los miembros del Camino eran católicos no practicantes. Las celebraciones litúrgicas en el marco de la pequeña comunidad crean un ambiente propicio para acoger a los alejados. En el contexto de una sociedad cada vez más secularizada e individualista y anónima, el camino ofrece en la parroquia un entorno donde las personas, bautizadas o no, pueden redescubrir la fe en un contexto de real comunión. Uno de los problemas de la Iglesia hoy es el carácter anónimo en nuestras parroquias. A través de esta experiencia, por ejemplo, los matrimonios pueden experimentar el perdón y transmitir la fe a sus hijos. Uno de los frutos del Camino es la reconstrucción de la familia a través de esta experiencia comunitaria. De estas familias reconstruidas están naciendo miles de vocaciones para el presbiterado y la vida consagrada, todo ello a través de la celebración de la Eucaristía en pequeñas comunidades de fe. La comunidad salva la familia y, como dice la «Ecclesia de Eucharistia», no existe formación de la comunidad que no tenga su raíz en la celebración de la Eucaristía.

--Algunas noticias de prensa sobre esta carta la presentan como una reprimenda y un rechazo de Benedicto XVI hacia el Camino…

--Giuseppe Gennarini: Nada más lejos de la realidad.

Nuestras relaciones con Benedicto XVI antes de ser Papa, fueron siempre muy buenas. El entonces cardenal Ratzinger conoció el camino en los años setenta y lo introdujo en su patria alemana. Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siempre nos ha ayudado y ha citado al camino de una forma extremamente positiva en varios de sus libros.

Benedicto XVI recibió a los iniciadores del camino en noviembre y les confirmó personalmente su apoyo al Camino y su alegría por los grandes frutos que está dando a la Iglesia. Como muestra de su amor hacia los frutos de este Camino, el Santo Padre va a enviar el próximo 12 de enero a doscientas nuevas familias en misión que van a ir a los lugares mas descristianizados del mundo a anunciar el Evangelio.

Sin la intervención del Santo Padre hubiera sido imposible la aprobación de estas variaciones. Nos sentidos plenamente confirmados por Pedro. Quienes quieren poner a Benedicto XVI en oposición con Juan Pablo II están alterando la realidad.

En estos días están saliendo noticias absolutamente carentes de fundamento: quiero recordar que ningún laico de las Comunidades Neocatecumenales ha hecho nunca ninguna homilía en sustitución del sacerdote. Una agencia internacional se contradijo a si misma acusando el Camino al mismo tiempo por «prácticas innovadoras» y por «una visión del mundo muy conservadora».

--En su opinión, ¿por qué ha aprobado el Santo Padre estas variaciones?

--Giuseppe Gennarini: Benedicto XVI ha confirmado la visión de Juan Pablo II dando estos permisos por escrito al camino Neocatecumenal porque es muy consciente de la situación dramática de secularización y de la necesidad de evangelizar.

En las pasadas Jornadas Mundiales de la Juventud, dijo a los obispos alemanes: «la mayoría de la población está sin bautizar y no tiene contacto alguno con la Iglesia y, a menudo, no conoce en absoluto ni a Cristo ni a la Iglesia... "Nos hemos convertido en tierra de misión"… En toda Europa, al igual que en Francia, en España y en otros lugares, deberíamos reflexionar seriamente sobre el modo como podemos realizar hoy una verdadera evangelización, no sólo una nueva evangelización, sino con frecuencia una auténtica primera evangelización. ... Existe un nuevo paganismo y no basta que tratemos de conservar a la comunidad creyente, aunque esto es muy importante; se i mpone la gran pregunta: ¿qué es realmente la vida? Creo que todos juntos debemos tratar de encontrar modos nuevos de llevar el Evangelio al mundo actual, anunciar de nuevo a Cristo y establecer la fe».

Esto muestra el gran interés del Santo Padre para encontrar formas y caminos para alcanzar al hombre contemporáneo. Es en este trasfondo como hay que entender estos permisos.

--¿Cuál es el contexto de esta carta?

--Giuseppe Gennarini: Esta carta es un paso muy importante en el proceso de aprobación del camino. En 1997, Juan Pablo II alentó a los iniciadores a examinar la experiencia del Camino después de treinta años y de formalizarla con la elaboración de un estatuto. En este contexto, cinco dicasterios Vaticanos --el Consejo para los laicos, Congregación para la Doctrina de la fe, Congregación para el Clero y la Catequesis, Congregación para la Educación Católica y la Congregación para la Liturgia-- han estudiado durante años las diversas actividades del Camino ofreciendo recomendaciones y fundamentalmente confirmando la experiencia de este itinerario catequético.

La praxis del Camino Neocatecumenal siempre ha sido conocida y apoyada por los diversos dicasterios vaticanos. Ya en los años setenta, cuando tras el Concilio Vaticano II se estaba preparando un nuevo Ritual para la iniciación Cristiana de Adultos, la experiencia, entonces naciente, del camino fue alabada como una aplicación práctica de lo que en la curia estaban tratando de crear.

Siempre los iniciadores han mantenido un dialogo con los papas, comenzando con Pablo VI y sobre todo con Juan Pablo II.

--¿Cuáles han sido los resultados de este proceso hasta el momento?

--Giuseppe Gennarini: El contenido catequético del Camino en su itinerario de iniciación cristiana fue estudiado en detalle por la Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces dirigida por Benedicto XVI, que lo aprobó con muy pocas modificaciones.

El siguiente paso fue la aprobación de un Estatuto, tarea no fácil porque el camino no es un grupo laico, ni una fraternidad sacerdotal ni una asociación. La Santa Sede se dio cuenta de esta complejidad, y reconoció el camino no como un movimiento o una asociación, sino como un itinerario de formación cristiana valido para transmitir la fe en esta sociedad actual, tanto para renovar la fe de los ya bautizados como para iniciar en a le fe a los paganos.

Tras la aprobación del método y del estatuto, el siguiente paso ha sido el estudio de las adaptaciones litúrgicas presentes en esta realidad litúrgico-catequética, proceso concluido con esta carta.