NUEVA YORK, sábado, 21 enero 2006 (ZENIT.org).- La estructura familiar tiene una influencia significativa en los resultados educativos de los hijos. Así lo afirma un reciente estudio publicado por el Center for Marriage and Families, parte del Institute for American Values, con sede en Nueva York.
La directora del centro, Elizabeth Marquardt, atrajo una gran atención el año pasado con su libro sobre los efectos del divorcio en los hijos. El estudio más reciente elaborado por el centro se titulaba «Family Structure and Children´s Educational Outcomes», un trabajo que se basa en un extenso estudio de la investigación académica más reciente.
La estructura familiar afecta a todos los niveles de la educación, desde el preescolar hasta el universitario, sostiene el escrito. Esto se debe a que lo que ocurre en la familia tiene una gran influencia sobre toda una serie de comportamientos infantiles, como el mal comportamiento escolar, el consumo de drogas y alcohol, la actividad sexual y el embarazo adolescente, y los problemas psicológicos.
En un arco de 35 años, la proporción de niños en Estados Unidos que han sido criados en hogares con los dos padres ha descendido de modo significativo - de cerca del 85% en 1968 hasta el 70% en el 2003 - mientras que la proporción de niños que viven en hogares con un solo progenitor se ha casi duplicado. Antes de alcanzar los 18 años, la mayoría de los niños norteamericanos es probable que pasen una parte significativa de sus infancias en un hogar con un solo progenitor.
Antes de ir a detallar las conclusiones de la investigación sobre los efectos en la educación, el escrito tomaba nota de algunos problemas con la metodología de los estudios.
Algunos estudios definen la estructura familiar de forma inconsistente, y otros no diferencian a los padres adoptivos de los biológicos. Otros defectos incluyen datos tomados de muestras muy pequeñas de padres que cohabitan sin estar casados, o datos de sólo un espacio de tiempo.
A pesar de estas limitaciones, el escrito de investigación sostenía que una gran cantidad de investigaciones sugiere claramente que la estructura familiar afecta de modo significativo al desarrollo académico y social de los hijos.
Los primeros años
Es tres veces menos probable que los niños de 3 y 4 años que crecen con sus propios padres casados experimenten problemas emocionales o de comportamiento como el desorden de déficit de atención.
En general, los niños que viven con sus propios padres casados tienen menos problemas de comportamiento en comparación con los niños cuyos padres están viviendo juntos pero no están casados. También existen diferencias en el área de la salud física. Los niños en familias con un solo progenitor están en general menos sanos que los niños en otros tipos de familia.
Además, los niños que viven con sus propios padres casados es más probable que se impliquen en actividades que les ayuden a aprender a leer que los niños en hogares con un solo progenitor. Estas diferencias en una edad tan temprana pueden establecer pautas de comportamiento educativas que persisten en niveles educativos posteriores, advertía el estudio.
En la escuela primaria, la habilidad de los niños para manejarse en temas básicos y a su nivel es más débil en aquellos que no viven con sus propios padres casados. Por ejemplo, los de cuarto grado con padres casados logran mayor puntuación en comprensión de lectura, comparados con estudiantes que viven en familias de adopción, con madres solteras, y en otros tipos de familias. Vivir en una familia de un solo progenitor está también relacionado con descensos en los resultados en matemáticas de los niños.
Hasta un cierto punto, los problemas financieros ocasionados por vivir en una familia monoparental explican algunos de los resultados negativos, pero no todos. El matrimonio en sí mismo tiene también un impacto que puede medirse con los resultados educativos.
La escuela secundaria y más adelante
Entre los adolescentes, las consecuencias negativas debidas a la estructura familiar son notablemente más graves. Afectan a temas tales como el índice de abandonos escolares, el índice de graduaciones, y la edad del primer embarazo.
El escrito explicaba que los estudios llevados a cabo tanto en Suecia como Estados Unidos muestran que a los niños que viven en familias divididas les va peor a nivel educativo. De hecho, cada año que un niño sueco o norteamericano pasa con su madre sola o en adopción reduce los logros educativos generales del niño a la mitad.
El escrito comentaba que estas similitudes entre los niños en Estados Unidos y Suecia en familias divididas están poniendo de relieve especialmente las dramáticas diferencias de estas dos naciones tanto en políticas familiares como en áreas como la desigualdad de ingresos.
Cuando llegan a la universidad, los adolescentes de familias divididas siguen pagando un alto precio. Esto incluye consecuencias negativas como un nivel de asistencia a la universidad más bajo.
Asimismo, los jóvenes, especialmente las mujeres, que crecen con sus propios padres casados tienden a casarse más tarde. Las investigaciones muestran un nexo entre el hecho de retrasar el matrimonio y mayores logros educativos entre las mujeres jóvenes.
Comportamiento problemático
El escrito subrayaba cierto número de los patrones de comportamiento negativo más evidentes en los niños de familias divididas.
-- Mala conducta en la escuela. La desintegración familiar se asocia, en los chicos, con una incidencia mayor de comportamiento anti social en el aula.
Los niños de hogares con sus propios padres casados tienen muy pocas incidencias de mala conducta en la escuela.
-- Asistencia escolar y retraso. Los estudiantes de familias divididas abandonan las clases en un índice de un 30% superior al de los hogares unidos. Estas diferencias existen debido en parte a que los hogares divididos parecen menos capaces de supervisar y controlar a sus hijos.
-- Fumar, consumo de drogas ilegales y alcohol. Los adolescentes de familias divididas es más probable que fumen, consuman drogas y alcohol, incluso cuando se controlan factores importantes como la edad, el sexo, la raza y la educación familiar. Un estudio encontró que la estructura familiar tiene una relación significativa con el apego familiar, con las familias unidas con un mayor apego. A su vez, el apego familiar tiene un efecto directo y disuasorio sobre el tabaquismo adolescente y el consumo de drogas ilegales.
-- Actividad sexual y embarazo adolescente. Los adolescentes de familias divididas son más proclives a ser activos sexualmente. No parece que haya diferencias significativas en el comportamiento sexual entre adolescentes de familias adoptivas y los de familias de un solo progenitor. La similitud en el comportamiento sexual de estos dos grupos de adolescentes sugiere que el volverse a casar presenta algunos riesgos con respecto a controlar de forma efectiva el comportamiento adolescentes y el trasmitir valores que disuadan de las relaciones sexuales tempranas.
-- Actividades ilegales. Estar en una familia adoptiva o de un solo progenitor a los 10 años eleva a más del doble la probabilidad de que un niño sea arrestado a los 14 años. Un estudio encontró era más probable que los chicos adolescentes en familias sin el padre biológico fueran encarcelados que los adolescentes de las familias unidas. Los jóvenes que nunca han vivido con sus padres biológicos tienen más probabilidades de ser arrestados.
-- Problemas psicológicos. Para los niños, crecer sin sus propios padres casados está relacionado con altos niveles de estrés, depresión, ansiedad, y baja autoestima, durante sus años de adolescencia; problemas que pueden reducir su capacidad de concentración y atención en la escuela. La investigación muestra
de modo fundado que el divorcio de los padres tiene efectos emocionales negativos durante la infancia, adolescencia y edad adulta.
El escrito concluye con recomendaciones para mejorar. Para empezar, dado que muchos niños crecen en familias divididas, los programas y las políticas deberían ayudar a las familias a compensar de la mejor forma que puedan los efectos negativos ligados a estas estructuras familiares.
Y lo más importante, el escrito concluye que política educativa y política familiar deberían ir de la mano. Si queremos niños con mejor educación, necesitamos consolidar las familias, afirma. Apoyar el matrimonio permitirá que un número mayor de niños tenga éxito a nivel educativo y prospere socialmente, sostenía el escrito.
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Jan 21, 2006 00:00