CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 enero 2006 (ZENIT.org).- La encíclica de Benedicto XVI tiene dos objetivos, según el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo William J. Levada: recordar que Dios es amor y relanzar el «servicio de caridad» de la Iglesia.
Para el prelado, que ha sustituido en el cargo al cardenal Joseph Ratzinger, «el Santo Padre ha escogido el amor como tema de su primera encíclica, pues la palabra «amor» hoy está muy deslucida, ajada y abusada» y, sin embargo, «es una palabra primordial».
En este sentido, el documento papal, aclaró, que «eros» (el amor de atracción) y «ágape» (el amor de entrega desinteresada) «no se oponen, sino que se armonizan entre sí».
El hasta hace poco arzobispo de San Francisco ilustró este miércoles a la prensa internacional algunos de los pasajes más decisivos de la primera encíclica de este pontificado, publicada con el título «Dios es amor» («Deus caritas est»).
El prelado californiano sintetizó el pensamiento del obispo de Roma indicando que «el amor de Dios y el amor del prójimo son inseparables y un mandamiento único».
Constatando que el testimonio de los cristianos tiene lugar en ambientes de los que forman parte personas de otras espiritualidades, de otras religiones o sin fe, reconoció que la acción social «puede convertirse en un trabajo cualquiera en el que desaparece la conexión con el amor caritativo de Dios».
En ese casó, lamentó, «la acción deja de ser imitación de Cristo».
Monseñor Levada confesó a los periodistas que se sintió «un poco sorprendido» cuando el Papa le pidió a él y a otros teólogos asesoramiento para revisar la encíclica.
«Obviamente me parece una praxis normal, incluso para un gran teólogo, tras haber redactado un texto el pedir un parecer, observaciones, e incluso críticas», reconoció.
«Pero sí, me sorprendió algo, pues además soy nuevo en esta tarea», concluyó.
