MÉXICO, jueves, 26 enero 2006 (ZENIT.org-El Observador).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de la Comisión Episcopal de Cultura, emitió este jueves las conclusiones de su tercer Congreso nacional, celebrado los días 24, 25 y 26 de enero con el tema: «Migraciones, multiculturalidad y pastoral de la Cultura».
El acontecimiento ha tenido lugar en momentos de tensión a causa del intercambio fronterizo entre México y Estados Unidos y de las iniciativas de ley del Congreso estadounidense por las que se pretende construir un muro que impida el tránsito de trabajadores indocumentados a la nación americana.
Durante el Congreso, se expresaron coincidencias importantes sobre el tema de las migraciones en el contexto nacional e internacional. Las conclusiones están tomadas de las distintas conferencias y mensajes, incluyendo el del cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, y la intervención del Secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Ernesto Derbez Bautista.
Las conclusiones se presentaron en seis puntos, el primero de los cuales indica que «los obispos mexicanos expresan su apoyo y acompañamiento a los migrantes mexicanos que buscan mejores condiciones de vida».
El segundo expresa que «los migrantes, nacionales, centroamericanos o de otras latitudes, no pueden ser vistos, sin más, ni en nuestro país ni en otros, como delincuentes o criminales, no obstante la situación jurídica irregular en que se encuentran en países extranjeros, por lo que deben ser tratados con dignidad y justicia».
La solución a esta realidad humana, que se convierte en un drama humano, presente en muchos países y especialmente importante en la relación entre México y Estados Unidos, indica el documento, «no puede darse de manera unilateral por una nación, ni tampoco con medidas simplemente restrictivas y de fuerza, por lo que rechazamos enérgicamente las propuestas de persecuciones y muros contra los migrantes que no solucionan nada y hacen más penosa e injusta su situación».
El congreso ha propuesto «alcanzar acuerdos de cooperación entre las naciones implicadas para buscar una migración más ordenada y justa que tome en cuanta la dignidad, la familia y la identidad de los migrantes, por lo que nos hacemos solidarios con las iniciativas emprendidas por el gobierno mexicano».
El quinto punto de consenso en las conclusiones, señala que «es importante crear mejores condiciones de desarrollo en los países en nuestra patria para evitar la expulsión de sus ciudadanos por falta de trabajo y de suficientes recursos económicos».
Finalmente, la sexta conclusión sugiere que la Iglesia se comprometa en buscar «nuevas iniciativas a fin de atender con mayor eficacia a los migrantes en sus condiciones de vulnerabilidad, especialmente la mujer, con respuestas de caridad y de evangelización, donde hacen falta esfuerzos más coordinados de la conferencia episcopal mexicana con la conferencia episcopal norteamericana y de las distintas diócesis entre sí».
El documento conclusivo busca con estas propuestas una «más justa respuesta al hecho de la migración, expresión de un derecho humano y de una manifestación de la pobreza y desigualdad social».
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Jan 26, 2006 00:00