PIEDRAS NEGRAS, domingo, 29 enero 2006 (ZENIT.org–El Observador).- El primer obispo de Piedras Negras, en el estado de Coahuila, fronterizo con Estados Unidos, Alonso Garza Treviño, así como un nutrido grupo de sacerdotes de la diócesis, han emitido un comunicado de apoyo y solidaridad con los migrantes mexicanos y centroamericanos en la busca de una legislación y un trato justo a los trabajadores indocumentados que buscan mejores condiciones de vida en Estados Unidos.
«Encontrándose nuestra Diócesis en la frontera con los Estados Unidos de América, es lugar de recepción, tránsito y salida de muchos migrantes», comienza diciendo el comunicado. Por ello, tanto el obispo como los sacerdotes de la diócesis afirman sentirse «comprometidos en promover, defender y dar un trato digno a todos, y realizamos algunas acciones, como: atención en casas para migrantes, diálogo con las autoridades municipales, estatales y federales, participar en reuniones binacionales y denunciar las violaciones a sus derechos de ciudadanos».
«Hoy –con ocasión del proyecto de la construcción de un muro entre los dos países– expresamos nuestra palabra y nuestras tareas para unirnos al mensaje de los Obispos Mexicanos: ‘desde el Evangelio, nosotros sabemos que el proyecto de Cristo es superar los egoísmos y las enemistades; El no vino a enfrentarnos, sino a construir una humanidad fraterna y reconciliada», dice en su parte central este comunicado.
Solamente así, subraya el obispo Garza Treviño, se podrán encontrar «caminos que dignifiquen la vida de nuestros pueblos, creando mejores leyes y un trato más digno y justo para los migrantes».
El prelado y los sacerdotes de la diócesis de Piedras Negras, limítrofe con Eagle Pass, población de Texas, manifiestan su repudio a toda ley injusta, xenófoba y racista, y, en cambio, su apoyo irrestricto «a los derechos humanos de los migrantes, de buscar lícitamente el sustento y seguridad para sus familias, y leyes que favorezcan el desarrollo integral de las personas y pueblos en cualquier parte de los países donde se encuentren».
Los representantes eclesiásticos de la diócesis de Piedras Negras concluyen su comunicado uniéndose «a las voces que se dirigen al Congreso de los Estados Unidos de América para rechazar enérgicamente la construcción de un muro absurdo, así como toda ley injusta contra los migrantes».
Piedras Negras es uno de los corredores más importantes del flujo migratorio hacia Estados Unidos, y uno de los lugares menos peligrosos para cruzar hacia el Norte, por lo que si se construye el muro, los trabajadores se verán forzados a internarse en la Unión Americana por otros sitios mucho más peligrosos, como el llamado «corredor de la muerte» que corresponde al desierto de Arizona.
El año pasado la cifra de trabajadores muertos en el intento por lograr el «sueño americano» superó los 400 decesos. La construcción del muro y la aprobación de las leyes antiinmigrantes por el Congreso de los Estados Unidos, podrían elevar, según analistas, al doble las muertes de indocumentados mexicanos y de países como El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala.