La situación de los cristianos en Tierra Santa es dramática

Entrevista con el obispo auxiliar de Lausana, Ginebra y Friburgo tras su viaje a Tierra Santa

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LAUSANA, jueves, 2 febrero 2006 (ZENIT.org).- El obispo auxiliar de Lausana, Ginebra y Friburgo, monseñor Pierre Bürcher, forma parte del Grupo de Coordinación de Conferencias Episcopales para apoyar a la Iglesia en Tierra Santa, de los obispos de Europa, Canadá y Estados Unidos. Tras su reciente viaje a Israel, Palestina y Jordania, invitado a la Asamblea de Obispos de Tierra Santa, del 14 al 16 de enero de 2006, comparte con Zenit sus impresiones.

–Acaba de regresar de un viaje a Tierra Santa. ¿Cómo ve la situación de los cristianos en esta región?

–Monseñor Bürcher: Esta peregrinación me ha llevado a Jerusalén, Belén y Amán, con obispos representantes de las conferencias episcopales de Estados Unidos, Canadá y varios países de Europa occidental. Como cada año, hemos sido invitados a participar en la Asamblea de los Ordinarios de Tierra Santa para manifestar nuestra solidaridad con los cristianos, que actualmente viven una situación que se ha deteriorado dramáticamente.

La mayor parte de los cristianos de Tierra Santa son palestinos, y como todos los palestinos se encuentran en una situación de ocupación. Entre ellos, son muy numerosos los que están obligados a permanecer en el desempleo, sobre todo en el campo del turismo y las peregrinaciones. Todos, palestinos e israelíes, ya sean cristianos, judíos o musulmanes, sienten la exigencia de la paz y de la justicia y las recientes elecciones palestinas deben contribuir urgentemente a ello de manea no violenta.

–¿Cuáles son en su opinión las dificultades y problemas más urgentes?

–Monseñor Bürcher: Debido a la situación descrita, la tentación de la emigración es grande. La desesperación puede a menudo llevar las de ganar a causa de los atentados y de la amenaza de bombardeos que tienen que desaparecer. Lo mismo tiene que suceder con la ocupación ilegal de los territorios palestinos. De otro modo, el ciclo de la violencia no acabará nunca.

Belén y Gaza son dos regiones actualmente muy traumatizadas. En aquellos lugares, el Muro israelí en construcción separa los pueblos, las familias y sus propiedades. Y, por tanto, ha sido declarado ilegal. Y este Muro no viene a resolver nada sino todo lo contrario.

–Cuando se habla de Israel, se menciona a los israelíes y a los palestinos, pero se olvida a los cristianos. ¿Cómo se presenta su futuro? ¿Podrían vivir con los dos estados, Israel y Palestina?

–Monseñor Bürcher: Hay que especificar que hay israelíes y palestinos que son cristianos. Pero son una minoría. Los cristianos han sentido mucho, por ejemplo, el que no se les haya citado en ningún momento en la declaración de Ginebra.

Los cristianos pueden vivir en los dos Estados. En efecto, a pesar de todas las dificultades, viven actualmente tanto en Israel como en Palestina. Si embargo deben ser respetados como ciudadanos de pleno derecho, dado que habitan en Tierra Santa desde los orígenes. Tienen derecho al ejercicio concreto de su religión, de la misma manera que los judíos y los musulmanes. Jerusalén debe permanecer como la Ciudad de las tres religiones monoteístas.

El Papa Benedicto XVI ha declarado recientemente: «El compromiso por la verdad es el alma de la justicia… Con una evidencia casi ejemplar, estas consideraciones me parecen aplicables en aquel punto neurálgico de la escena mundial que es Tierra Santa. En ella el Estado de Israel tiene que poder subsistir pacíficamente de acuerdo con las normas del derecho internacional; en ella, por igual, el Pueblo palestino ha de poder desarrollar serenamente las propias instituciones democráticas por un futuro libre y próspero».

–Personalmente ¿que es lo que más le ha impresionado de Tierra Santa?

–Monseñor Bürcher: Nuestra visita a Belén. Era una jornada apagada. Mi impresión se vio todavía más reforzada cuando contemplé el Muro, que dicen de seguridad, que rodea la ciudad. Es la primera vez que lo veo, y me he quedado muy escandalizado viendo esta construcción que es verdaderamente un Muro de la vergüenza. ¡Qué contraste con la Misa que habíamos celebrado en la Basílica de la Natividad! Me quedé impresionado por la participación y el recogimiento de los fieles.

En un encuentro los jóvenes nos hicieron partícipes de sus sufrimientos y me gustó mucho el hecho de que veían al mismo tiempo muchos signos de esperanza para los dos pueblos. Tarde o temprano tendrá lugar la reconciliación. Una nueva era tiene que llegar.

–¿Es la primera vez que los obispos participantes en esta reunión se encuentran con el Rey de Jordania. ¿Puede hablarnos un poco de este encuentro?

–Monseñor Bürcher: Este año, estaban programadas una entrevista con el presidente palestino Abou Mazen, otra con el primer ministro Ariel Sharon, así como efectivamente por primera vez una con el Rey de Jordania. Este nos recibió con un gran respeto. Nos habló de la famosa declaración de Amán, que proponía el diálogo interreligioso y que todavía es demasiado poco conocida. El impacto de nuestro encuentro con el Rey de Jordania ha sido muy fuerte en la población local. Los medios de comunicación han comentado ampliamente el acontecimiento.

–¿Los contactos de los obispos con los representantes políticos israelíes y palestinos han llevado a medidas concretas?

–Monseñor Bürcher: Con motivo de la situación actual, estos encuentros no han podido celebrarse debido a la hospitalización de Sharon. Queda sin embargo el hecho de que el impacto de nuestro paso por Jordania ha llegado también a Palestina, a Israel y más allá.
<br> –¿Qué se podría hacer en su opinión para ayudar concretamente a los cristianos de Tierra Santa en este momento?

–Monseñor Bürcher: Concretamente, veo tres objetivos: primero, no ignorar su dramática situación, orando incesantemente por la paz y la justicia en Tierra Santa; segundo, no tener miedo de organizar peregrinaciones a Tierra Santa; por último, manifestarles de todas las maneras posibles toda nuestra solidaridad cristiana. El momento presente es un desafío.

–Los musulmanes deben hacer una peregrinación. ¿Un cristiano debería también hacer un viaje para visitar los lugares donde ha vivido Jesús? ¿Podría ser esto una ayuda para su fe?

–Monseñor Bürcher: Por supuesto, con toda convicción respondo afirmativamente a sus dos preguntas. Los musulmanes tomaron ellos mismos ejemplo de los cristianos que, desde los primeros siglos, iban en peregrinación a los santos lugares. Su fe fue confirmada para edificación de todos los que les sucedieron a lo largo de los siglos.

Quiero precisar sin embargo que no se trata solamente de visitar los santos lugares, sino y sobre todo de las piedras vivas que son hoy las comunidades cristianas, presentes en Tierra Santa. Ellas esperan nuestra visita y nuestro testimonio. Nuestra fe no puede ser sino consolidada. Conozco a muchas personas que han sido edificadas gracias a una peregrinación a Tierra Santa. Es una gracia que deseo a cada bautizado.

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ZENIT Staff

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