Difundida el martes por la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI), la declaración del purpurado indio recuerda las palabras que pronunció el Papa el pasado jueves cuando recibió al nuevo embajador de la nación ante la Santa Sede.
«Las inquietantes señales de intolerancia religiosa que han preocupado a algunas regiones de la nación, incluyendo el reprensible intento de legislar restricciones claramente discriminatorias acerca del derecho fundamental a la libertad religiosa, deben ser firmemente rechazadas no sólo como inconstitucionales, sino también como contrarias a los ideales más elevados de los padres fundadores de La India, quienes creyeron en una nación de coexistencia pacífica y tolerancia mutua entre diferentes religiones y grupos étnicos», dijo el Santo Padre, según transcribe el cardenal Dias.
Vistas algunas críticas lanzadas –a raíz de estas palabras– por «una pequeña fracción político-religiosa (no representativa) de la mayoría religiosa de La India», el cardenal Dias recalca que «la libertad de conciencia y el derecho a profesar, practicar y propagar libremente la religión de cada uno han sido consagrados en la Constitución india».
Y ello no es sino «una afirmación de los derechos humanos de los que todo hombre, mujer y niño es titular».
En cualquier caso, el purpurado hace hincapié que las conversiones «nunca deben ser inducidas por la fuerza, fraude o medios de atracción»; de hecho, la Iglesia católica considera tales conversiones «inválidas».
«Pero cualquier oposición de ley o de hecho a una conversión genuina, además de constituir una grave violación a los derechos humanos y al espíritu de la Constitución India, es, sobre todo, una injustificada interferencia en la competencia única de Dios en la cuestión», advierte.
Por todo ello, el cardenal Dias considera «imperativo que se pida al citado grupo» la prueba de una sola conversión forzada a la Iglesia católica en el país. «Todos los alegatos hechos al respecto en el pasado se han probado completamente falsos», recuerda.
Iglesia católica en La India: entrega, no proselitismo
1.095 millones de habitantes tiene La India, hindúes en un 80,5% y musulmanes en un 13,4%.
Los cristianos «sólo» representan el 2,3% de la población (1,8% del total de habitantes del país es católico), pero a pesar de ser una «diminuta minoría» «atienden el 20% de toda la educación primaria del país, el 10% de los programas comunitarios de alfabetización y sanidad, el 25% de la atención de los huérfanos y viudas, y el 30% del cuidado de los discapacitados, leprosos y pacientes con Sida», enumera el purpurado.
«La gran mayoría de quienes se valen de estas instituciones» pertenecen a religiones distinta del Cristianismo –añade–. Tales instituciones son «muy apreciadas por hindúes, musulmanes» y miembros de otros credos –o de ninguno–, «quienes admiran a los cristianos por su servicio desinteresado por los que sufren, los marginados, los analfabetos y los oprimidos».
Así que «el susodicho grupo haría bien en examinar cuánto está haciendo a favor de la elevación educativa, sanitaria y social del pueblo indio –propone el cardenal Dias–, y no debería tomarse a mal que algunos miembros de la mayoría religiosa en La India (y de otras comunidades además) se sientan atraídos a seguir una religión cuyo fundador», Jesucristo, «dijo a sus seguidores que había venido no a ser servido, sino a servir, y les mandó que se amaran unos a otros como Él les había amado».
Ese «grupo también podría hacer un estudio sobre cuántos millones de personas que han pasado por las instituciones educativas, sanitarias o sociales católicas en La India desde tiempo inmemorial –¡y ello incluye a renombrados jueces y abogados, médicos y enfermeras, líderes políticos y religiosos, e incluso algunos destacados miembros del propio grupo!– se han convertido, o se les pidió que se convirtieran, al Cristianismo», prosigue.
«Encontrarían entonces la razón por la que, después de dos mil años de presencia cristiana en La India y de diligente actividad de sus miembros a favor de la población local, el número de cristianos sigue siendo extremadamente pequeño en el país», puntualiza.
«Si el citado grupo no es capaz de responder a estos puntos satisfactoriamente, haría bien en reconsiderar su actitud de profundo prejuicio hacia la comunidad cristiana, y avergonzarse de los ataques, tanto verbales como físicos, que algunos de sus miembros lanzan a personalidades e instituciones cristianas en varios Estados del país», advierte el cardenal Ivan Dias.
Las quejas: del partido nacionalista-fundamentalista BJP
También el martes el servicio informativo del episcopado indio (ICNS) explicaba que Rajnath Singh, presidente del BJP [«Bharatiya Janata Party», partido nacionalista que respalda una visión fundamentalista del hinduismo y es el mayor en la oposición en el país. Ndr] había escrito al Papa diciendo que sus comentarios sobre las leyes anti-conversión en La India habían «dolido» en el país.
Tal misiva seguía a varias protestas de líderes del BJP por las declaraciones en las que el Santo Padre apremiaba a La India a rechazar los intentos de lanzar disposiciones «claramente discriminatorias».
Un grupo hindú quemó imágenes del Papa en varios lugares del Estado de Madhya Pradesh el sábado, contestando la «interferencia» papal en los asuntos del país.
Y es que –apunta «ICNS»– se consideraron sus palabras como una referencia a las leyes anti-conversión (que existen en cinco Estados indios) y a los intentos de lanzar estas normas en otros Estados (Zenit, 22 mayo 2006).