«La Iglesia siempre está dispuesta a ayudar en lo que sea necesario», ha dicho monseñor Alberto Ricardo da Silva, obispo de Dili.
A finales de abril, después de que unos 600 soldados fueran licenciados del Ejército en marzo, se desató una ola de violencia en esta pequeña nación del sureste asiático. Según estimaciones de la ONU, unas 100.000 personas han abandonado desde entonces sus hogares en la región de Dili. Unas 65.000 han sido acogidas en centros de refugiados, muchos de ellos relacionados con la Iglesia católica. También según la ONU, unas 35.000 personas se han refugiado en las montañas.
La independencia de Timor Oriental obtuvo reconocimiento internacional en mayo de 2002. Se trata de uno de los países más pobres de Asia, y es, después de Filipinas, la segunda nación asiática con una población mayoritariamente católica.