El curso, que tuvo lugar del 21 al 26 de mayo, tenía por argumento «La doctrina social católica en el espíritu de Juan Pablo II: aprender a crear un mundo justo».
Entre los conferenciantes se encontraban la profesora de Derecho de la Universidad de Harvard, May Ann Glendon, presidenta de la Academia Pontificia de las Ciencias; el escritor George Weigel, así como embajadores y oficiales de las Naciones Unidas.
Había estudiantes en representación de la Universidad de San Diego, de la Universidad Fairfield, de la Universidad St. Thomas, de la Universidad St. John’s, de la Univesidad St. Bonaventure, del College of St. Mary, del St. Peter’s College, de la Universidad Loyola, y de la Universidad Fordham.
Los estudiantes pudieron descubrir la diplomacia de la Santa Sede, que se basa en la doctrina social de la Iglesia, afrontando cuestiones como «Pobreza y desarrollo social», «Paz y seguridad mundial», «Derechos humanos e impacto global», «Comunidad cristianas, mantenimiento y construcción de la paz», «Tráfico de mujeres», «Terrorismo y droga».
Los universitarios pudieron visitar al mismo tiempo los lugares en los que tiene lugar la acción de la misión de la Santa Sede en las Naciones Unidas recibiendo un tour en la sede de esta institución.
Según ha explicado monseñor Migliore a los micrófonos de «Radio Vaticano», «la idea surgió precisamente porque se ve que en muchas universidades, también en los Estados Unidos, está naciendo un interés por la enseñanza social de la Iglesia, que pone en el centro a la persona humana. Parecía importante comenzar precisamente por los estudiantes y darles una introducción en el lugar en el que se trata de aplicar esta doctrina social de la Iglesia».
El prelado considera que en estos momentos en el palacio de cristal de la ONU se da un mayor interés por la doctrina social católica, pues «en todos los campos existe la convicción de que hace falta una ética que esté detrás de las demás lógicas».
«Todo argumento tiene su lógica particular, pero con frecuencia falta la ética. Desde este punto de vista, muchos están felices de escuchar la palabra de la Santa Sede», reconoce.
El prelado informa que a los jóvenes les interesó particularmente el descubrir «que uno con «clergyman», es decir, con uniforme religioso, puede formar parte plenamente de la comunidad diplomática internacional».
En el seminario los descubrieron que «naturaleza, la dimensión de su diplomacia es, ante todo, de carácter religioso, moral, ético, pues se ocupa sobre todo de la paz», explicó el arzobispo.
«Tiene una naturaleza universal que va más allá de las fronteras, se ocupa de los pueblos, de las poblaciones, de las personas y tiene una naturaleza humanitaria», añade.
En particular, señala, los jóvenes han descubierto que «nuestra diplomacia utiliza métodos que adoptan largas sendas, las de la convicción, las de la palabra, el testimonio».