Así lo ha confirmado el secretario de la comisión episcopal encargada de la causa, el jesuita Fuyuki Hirabayashi, según se hizo eco el miércoles el organismo informativo «Fides» del dicasterio misionero.
El presidente del episcopado japonés, monseñor Jun-ichi Nomura –obispo de Nagoya–, y monseñor Francis Xavier Osamu Mizobe, S.D.B. –obispo de Takamatsu– (al frente de la comisión especial para la beatificaciones), habían presentado una petición firmada por todos los miembros de la Conferencia Episcopal, y también una carta personal al Papa para expresar su alegría.
Ahora aguardan a que el Santo Padre firme el decreto de beatificación y sea promulgado oficialmente.
La ceremonia de beatificación podría tener lugar a partir de mayo de 2007, apunta una nota de la Conferencia Episcopal de Japón (www.cbcj.catholic.jp).
«Será un acontecimiento extraordinario para la Iglesia en Japón» –considera el dicasterio misionero a través de «Fides»–; «la beatificación de Petro Kassui Kibe y de otros 187 mártires japoneses» del siglo XVII «llevará entusiasmo, inmenso gozo y consuelo espiritual al pequeño rebaño de fieles católicos en el país del Sol Naciente».
Entre los mártires de Japón ya están reconocidos Pablo Miki y sus compañeros; Grazia Hosawaka, Ludivico Ibaragi, Michael Kozaki y Takayam Ukon.
La población de Japón se eleva a unos 127 millones de habitantes. La comunidad católica supera el millón de fieles (más de la mitad de otras nacionalidades).