ROMA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- La intolerancia religiosa no existe sólo en regimenes dictatoriales, sino de manera más sutil en las sociedades libres y democráticas, según explica un profesor de teología de las religiones y ecumenismo.
Joan-Andreu Rocha Scarpetta, docente en el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» y en la Universidad Europea de Roma ha intervenido con una ponencia en la cumbre promovida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre aplicación de la tolerancia cuyo tema ha sido: «Promover el entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico», celebrada en Almaty (Kazajstán) del 12 al 13 de junio (Cf. Zenit, 13 de junio de 2006).
En esta entrevista, Rocha Scarpetta informa sobre la nueva forma de intolerancia religiosa, presente en países de la OSCE, que ridiculiza públicamente a los cristianos, particularmente en los medios de comunicación.
–¿Cuál era el objetivo del encuentro de la OSCE en Almaty?
–Rocha: Tenía el propósito de evaluar y proponer nuevas vías en la promoción del entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico.
Este encuentro estaba condicionado por los recientes acontecimientos relacionados con la publicación de las caricaturas sobre el profeta Mahoma y la grave ofensa a otras sensibilidades religiosas causadas a raíz de ello.
Recordemos que esos hechos provocaron el asesinato de un sacerdote católico en Turquía, las agresiones y amenazas a otros cristianos, y episodios de violencia en otras partes del mundo. No implican pues un efecto único sino una reacción en cadena que incide en personas de otros credos.
Este contexto ofrecía entonces un momento oportuno para enfocar el problema de la identidad religiosa y su lugar en la sociedad, en el contexto de libertad de expresión y la diferenciación religiosa.
–¿El tema de la discriminación de los cristianos tuvo un lugar central en esta reunión?
–Rocha: La OSCE está esforzándose por luchar contra la discriminación y la intolerancia, particularmente en los problemas de antisemitismo y de islamofobia, con programas específicos y amplios.
Pero con respecto a la discriminación de los cristianos todavía hay camino por recorrer. La discriminación de minorías religiosas está adquiriendo importancia en la agenda de las organizaciones, pero la discriminación de los cristianos parece ser vista todavía con un perfil bajo.
–¿Cómo se manifiestan la discriminación y la intolerancia contra los cristianos?
–Rocha: No sólo son evidentes en países que todavía son incapaces de asegurar la libertad religiosa sino también en el ambiente cultural general. Se caricaturizan, bajo la fórmula de burla de los símbolos, prácticas e instituciones cristianas.
La reciente producción de dibujos animados «Popetown», que ridiculizó aspectos específicos de la fe cristiana y presentó a las autoridades de la Iglesia católica como delincuentes involucrados en todo tipo de actividades malévolas, es un claro ejemplo.
Varias páginas en Internet han sido recientemente cerradas por usar un lenguaje anticristiano. Hay numerosas obras de arte moderno y de teatro que se mofan de los símbolos y prácticas cristianas. Incluso hay políticos que se permiten bromear con los símbolos cristianos en público.
El número creciente de ofensas contra cristianos bajo este aspecto del humor, el arte o una concepción distorsionada de la libertad de expresión demuestran que algo debería hacerse.
–¿Cómo explica usted esta situación?
–Rocha: En países donde el cristianismo constituye el fondo cultural básico y donde se ha reducido la religión a un asunto personal nos hemos acostumbrado a una fe subjetiva, donde creemos sin pertenecer («believing without belonging»).
Esto crea una situación nebulosa en la que la burla de los símbolos de lo que creemos parece como una cosa normal que no nos afecta.
La ausencia de reacciones promueve la difusión de estas ofensas que, al final son la semilla de discriminación e intolerancia.
–¿Qué pueden hacer los cristianos para luchar contra este tipo de discriminación que atañe a su fe?
–Rocha: La primera cosa es reconocer esta realidad de discriminación velada. El equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto de la sensibilidad religiosa específica es un desafío imponente.
Los cristianos tienen que aprender a reaccionar ante estas situaciones, obviamente sin violencia, pero demostrando su descontento a los medios de comunicación que las producen y a las instituciones civiles que las permiten. Esto crearía poco a poco una nueva sensibilidad sobre el mal uso de símbolos cristianos en la esfera pública.
Las Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) también podrían desempeñar un papel importante. Algunas de ellas trabajan activamente contra la discriminación de grupos étnicos y religiones. Quizá ha llegado el momento para ellas de subrayar la discriminación pública de símbolos, prácticas e instituciones cristianas, y no sólo la persecución real de los cristianos.
Estas tendencias abrirían el camino a acciones más específicas, como la creación de un Código de Deontología sobre la Libertad de Expresión y el respeto hacia las Religiones que podrían prevenir el aumento de discriminaciones de la fe cristiana y sus símbolos.