JERUSALÉN, martes, 27 junio 2006 (ZENIT.org).- El presidente de Israel, Moshe Katzav, volvió a invitar a Benedicto XVI a visitar su país este lunes al recibir en Jerusalén las cartas credenciales del nuevo nuncio apostólico en Israel y Chipre, y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, el arzobispo Antonio Franco.
El prelado ha sustituido al arzobispo Pietro Sambi, nombrado por el Papa nuncio apostólico en Washington.
«En el coloquio, el presidente recordó el encuentro con el Santo Padre, que mantuvo en el Vaticano el año pasado en noviembre, y la invitación que le presentó a venir a Jerusalén, deseando que pueda realizarse», ha revelado monseñor Franco en declaraciones a «Radio Vaticano».
Según el representante papal en Jerusalén, Katzav «habló después de las relaciones entre la Santa Sede e Israel, que se encuentran en un buen nivel. Dijo que se están realizando esfuerzos y compromisos de colaboración».
«Deseó un mayor conocimiento y valoración de la Declaración del Concilio Vaticano II «Nostra Aetate”», que marcó un giro decisivo en las relaciones entre católicos y judíos.
El presidente israelí, además, mencionó las dificultades «surgidas con la elección del gobierno de Hamas: tenemos una situación de emergencia».
Este domingo, fue hecho prisionero un soldado israelí y el presidente preguntó en el coloquio si «existía la posibilidad de hacer un llamamiento para la liberación de este militar».
Monseñor Franco, según él mismo revela, le dijo que «estamos siguiendo la situación y que nos movilizaremos por razones humanitarias».
Por lo que se refiere a las esperanzas de diálogo entre israelíes y palestinos para alcanzar la paz, el arzobispo considera que «son muy frágiles, muy, muy pobres».
«Deseo verdaderamente que este soldado pueda ser liberado, pues de lo contrario podrían estallar esas chispas de represión y nadie es capaz de prever qué podría suceder», afirma el nuncio.
Al mismo tiempo, monseñor Franco recuerda que la Santa Sede ha lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude a la población palestina, que atraviesa graves dificultades. «¡Esperemos que se dé una respuesta!».
Por lo que se refiere a las comunidades cristianas en Tierra Santa, el nuncio reconoce que «sufren»: «ciertamente pagan las consecuencias amargas de la situación, pero constituyen un factor de moderación, pues la posición de los católicos siempre es la de favorecer la búsqueda de la paz a través del diálogo, a través de la mediación».
El delegado pontificio confirma también él éxodo de cristianos de Tierra Santa, pero recuerda que se trata de un fenómeno debido a «muchos motivos» que «dura desde hace mucho tiempo».
Para que las relaciones entre Israel y la Santa Sede puedan ser definidas «completamente satisfactorias» el arzobispo revela que «se están elaborando nuevas convenciones», que buscan aplicar el «fundamental agreement» que permitió el establecimiento de las relaciones diplomáticas.
«El presidente deseó que los trabajos puedan acelerarse para mejorar también algunos aspectos que tienen repercusiones sobre la Iglesia local, sobre los cristianos que viven aquí. Nosotros estamos esperando las próximas reuniones», concluye el nuncio.