LIMA, viernes, 27 octubre 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje enviado por el Departamento de Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Peruana a los peruanos en el exterior por el día del Señor de los Milagros. En enero de 2005, los obispos del Perú declararon al Cristo Moreno, patrono de los migrantes del Perú


EL SEÑOR DE LOS MILAGROS Y SU FUERZA INTEGRADORA



Queridos hermanos/as, amigos en Cristo Jesús:

Desde la aparición en el siglo XVII de una pintura con la imagen de Cristo Crucificado en un muro del barrio de Pachamamilla, donde hoy se levanta el Monasterio de Las Nazarenas en Lima, la devoción en el Señor de los Milagros ha venido creciendo incesantemente, conquistando almas y corazones, a tal punto que ahora trasciende fronteras. Gracias a la fe y al esfuerzo de muchos peruanos, la imagen del Señor de los Milagros recorre ahora calles, plazas y avenidas norteamericanas, italianas, españolas, venezolanas, paraguayas y de otras latitudes, y se suman a la procesión, miles de creyentes peruanos acompañados de ciudadanos de diversas nacionalidades, tal como ocurre en las calles de Lima y diferentes provincias del Perú.

Esta masiva muestra de fe y de espiritualidad es a la vez que una expresión católica, una oportunidad para renovar esperanzas y reafirmar una profunda devoción en Cristo Jesús, por quienes por diversos motivos dejaron su patria y su familia; que han pasado hambre, que han soportado maltratos, que han sufrido tribulaciones legales y de toda índole; y aún por quienes por su esfuerzo personal han alcanzado riqueza y bienestar fuera del país. Este reencuentro con el Señor de los Milagros es un acontecimiento grandioso, que la Madre Iglesia Católica ha sabido reconocer cuando en la Asamblea del año 2005, los Obispos de la Conferencia Episcopal Peruana designaron al Señor de los Milagros como Patrono de los Migrantes Peruanos.

En los últimos días, en el Perú se han dado algunas noticias alentadoras para los migrantes. Por un lado, la reducción del precio de los pasaportes a 15 dólares y por otro, la creación de un "Fondo de Solidaridad" a favor de los peruanos de escasos recursos que se encuentran en el exterior. Ambas decisiones, tienen un favorable efecto económico y se dieron en el marco de la primera oportunidad en que se celebra el "Día de los Peruanos que residen en el Exterior", oficialmente establecido el 18 de octubre, coincidente con la festividad del Señor de los Milagros.

Es muy probable que estas informaciones hayan repercutido en los países en donde se encuentran millones de peruanos y que hayan ponderado su importancia. Desde la Pastoral de la Movilidad Humana destacamos esas decisiones, aun cuando sabemos que queda mucho por hacer a favor de nuestros hermanos migrantes. Por eso, más allá de esas noticias, estamos seguros que en este mes de octubre, la mente, el corazón y el espíritu de los peruanos están centrados en el Señor de los Milagros, en su enorme significado para la espiritualidad y en su fuerza integradora de los peruanos fuera de su tierra y entre éstos con su país de origen. El arraigo material y espiritual es muy grande y la fe en el Cristo Moreno se ha convertido, además, en un símbolo de identidad nacional.

Nuevamente, motivado por las festividades del Señor de los Milagros deseo exhortarles a vivir plenamente este acontecimiento; que el Espíritu morado nos ayude a reflexionar, evaluar y a comprometernos cada vez más con este Dios de la vida y de la historia que camina con nosotros. El Santo Padre decía en su mensaje: "Los cristianos, si son coherentes consigo mismos, no pueden pues renunciar a predicar el Evangelio de Cristo a todas las gentes (cf. Mc 16,15). Obviamente, lo deben hacer respetando la conciencia de los demás y practicando siempre el método de la caridad."

Nada es más hermoso y consecuente que mantener la fe y la identidad católica aún en tierras lejanas y desconocidas. Así la difusión de la espiritualidad del Señor de los Milagros hace más grandes a los hombres y mujeres que haciendo un alto en sus quehaceres -perdiendo en ocasiones algunas horas de salario- predican con su participación espontánea el Evangelio y convocan a la solidaridad y la hermandad entre los peruanos y entre las poblaciones que los acogen.

Por eso, invitamos a los miembros de las hermandades a dejar de lado las graves divergencias que mantienen y que, como saben, debilitan la fe y alientan el alejamiento de nuestra Iglesia. Que estas situaciones, no nos desanimen, al contrario, sea para cada uno, una gran oportunidad para el proceso de nuestra conversión y demos nuevos pasos hacia la verdadera integración; que nuestras diferencias fortalezcan el deseo de buscar la unidad. Las hermandades son los referentes de integración e identidad y por lo tanto, su papel en el exterior es aún más relevante.

En este mensaje, permítanme nuestros hermanos peruanos en el exterior, reiterarles nuestro recuerdo con cariño y afecto desde la Conferencia Episcopal Peruana y todos los templos del país, y señalarles que son parte de nuestra Patria, que ninguno debe sentirse marginado de nuestra historia ni del afecto maternal de la Iglesia que les ama y siempre los tiene presentes. Reiterando nuestro compromiso de continuar unidos en la oración con cada migrante peruano, reitero mi saludo en nombre de la Iglesia del Perú y que el Señor de los Milagros derrame abundantes bendiciones en cada hogar, en cada proyecto, en cada sueño y esperanza.


Departamento de Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Peruana