Hijos sin padre

El crecimiento de las fertilizaciones in vitro deja a los pequeños en la oscuridad

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ROMA, viernes, 12 enero 2007 (ZENIT.org).- Un creciente número de niños se pregunta quién puede ser su padre. Algunos países permiten que los hombres sean donantes anónimos de esperma para los programas de fecundación in vitro (FIV), privando así a los niños de saber quién es en realidad su padre.

Un ejemplo elocuente de la angustia que esto causa ha sido el caso de Katrina Clark. El 17 de diciembre el Washington Post contaba la historia de la estudiante de la Universidad de Gallaudet, que describía cómo a los 18 años, «no sé nada de la mitad de mis orígenes».

Clark fue concebida por medio del esperma de un donante desconocido, cuando su madre tenía 32 años y tenía miedo de no lograr tener una familia de otra forma. Pero, como explicaba Clark, el debate sobre la FIV tiende a centrarse en los adultos, con simpatía hacia quienes intentan tener hijos. Sin embargo, muchos de los niños, resultado de la FIV, sufren de problemas emocionales.

«Resulta hipócrita que los padres y los profesionales de la medicina asuman que las raíces biológicas no tendrán importancia para los ‘productos’ de su servicio de criobancos, cuando lo que en primer lugar aporta clientes a estos bancos es el lograr una relación biológica», explicaba. Las investigaciones de Clark la llevaron a que hace poco descubriera a su padre, pero muchos otros niños FIV no son tan afortunados.

Otras complicaciones debidas al anonimato de los donantes fueron el tema de un artículo del periódico australiano Daily Telegraph, el 27 de septiembre. Describiendo la situación en Estados Unidos, el artículo hablaba de Justin Senk de Colorado, que descubrió a los 15 años que había sido concebido por medio de esperma donado.

La investigación que en consecuencia llevó a cabo Senk le llevó al terrible hecho de que tenía cuatro hermanos y hermanas que vivían en un radio de 25 kilómetros – con un total de cinco niños nacidos de tres madres que se habían sometido a un tratamiento de fertilidad en la misma clínica. La identidad del padre sigue siendo desconocida. Otro caso tuvo lugar en Virginia, donde 11 mujeres tuvieron hijos concebidos del esperma de un solo hombre.

Volviendo a Australia el Daily Telegraph calculaba que sólo un 30% de los niños concebidos con esperma donado conocen la identidad de su padre.

El 11 de agosto, Associated Press describía cómo se ha creado en Estados Unidos una página web, Donor Sibling Registry, para ayudar a identificar a los nacidos con el esperma de un mismo donante.

Riesgos para la salud
A una madre, Michelle Jorgenson, la página web le permitió descubrir que además de ser padre de su hija Cheyenne el mismo donante tuvo otros seis hijos, dos de ellos sufren de autismo, con otros dos que muestran signos de disfunciones sensoriales.

La página la creó Wendy Kramer, para lograr que su hijo Ryan, también concebido con esperma donado, encontrara a sus hermanos. Según Associated Press la página se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan información sobre problemas de salud peligrosos.

«Hay gente en nuestra web que busca hermanos porque sus hijos tienen problemas médicos, para asegurarse, porque ni siquiera ante una emergencia médica los bancos de esperma facilitarán ningún contacto, lo que es frustrante», afirmaba Kramer.

El año pasado, el New York Times presentaba otro caso de un donante de esperma que había traspasado una grave enfermedad genética a cinco niños, nacidos para cuatro parejas. El artículo, publicado el 19 de mayo, observaba que no se sabe con exactitud de cuántos niños es padre.

Los niños, todos de Michigan, carecen de un tipo de glóbulo blanco, el neutrófilo. Esto significa que son muy vulnerables a las infecciones y propensos a la leucemia. Los niños tienen un 50% de posibilidades de traspasar el defecto genético a sus propios hijos.

No hay necesidad de papá
No conocer al propio padre implica bastantes problemas. La mayoría de los hijos que están buscando a sus padres al menos crecieron en una familia con un padre presente, aunque no fuera su padre biológico. Sin embargo, cada vez hay más presión para que se permita la utilización de la FIV para mujeres solteras.

Un reciente informe en Gran Bretaña recomendaba que se relajaran las leyes para adaptarse a esto. Después de una encuesta pública, un comité designado por el gobierno presentó sus recomendaciones sobre las clínicas de fertilidad, informó el 14 de diciembre la BBC. El parlamento tendrá ahora que debatir las propuestas.

Una de las recomendaciones es dispensar a las clínicas de tener que considerar la necesidad de un padre a la hora de ofrecer el tratamiento. Si se adoptase, este cambio significaría que los centros de fertilidad no tendrían la posibilidad de denegar el tratamiento a las lesbianas y a las mujeres solteras.

Otra recomendación es reconocer legalmente en las parejas del mismo sexo a ambas partes como «padres». Josephine Quintavalle, de Comment on Reproductive Ethics, criticaba la supresión de la necesidad de un padre. «Es una declaración terrible sobre el papel de los hombres», declaraba a la BBC. «Sólo podemos esperar que el parlamento rechace sabiamente la absurda propuesta de eliminar la necesidad de un padre por parte de un niño».

Por otro lado, aunque las clínicas actualmente presentan reservas sobre si el proceso de FIV seguirá adelante cuando no hay un padre, no existe una prohibición contra las madres. En los últimos años ha aumentado de forma notable el número de mujeres solteras que han concebido a través de la FIV, informaba el 8 de octubre el periódico Telegraph de Londres.

El año pasado, 156 mujeres lesbianas recibieron tratamiento en las clínicas de FIV, cuando en el 2000 sólo lo fueron 36. El número de mujeres solteras que recibieron la FIV subió hasta las 536, desde las 215.

El 10 de julio un artículo en el periódico Scotsman consideraba el tema de si los bebés de la FIV necesitan un padre. El artículo informaba de cierta preocupación sobre el tema. «Dar el tratamiento de FIV a mujeres solteras y lesbianas es traer deliberadamente al mundo niños sin el padre que necesitan y en el caso de las lesbianas los niños corren el riesgo de ser confinados a un estado de permanente falta de padre», comentaba Norman Wells, director de la organización Family Education.

Sin límites
Ha aumentado la preocupación por lo que pueda pasar en Gran Bretaña tras las declaraciones de que no se prohibirá la FIV a las mujeres en sus cincuenta y sesenta años por motivos de edad. Los comentarios fueron hechos en una entrevista publicada el 14 de octubre en el Times de Londres por Lord Richard Harries. Harries, obispo anglicano retirado de Oxford, es presidente interino de la Autoridad de Fertilización y Embrionología Humana.

Actualmente el servicio de salud británico no financia la FIV para mujeres de más de 40 años de edad. Pero la edad avanzada no es una razón suficiente para dejar a los pacientes fuera, declaró al Times.

El año pasado el médico italiano Severino Antinori ayudó a una mujer de 62 años a tener un hijo, informaba el 8 de julio el Times. Patricia Rashbrook entró en el libro de los records como la madre británica más anciana.

Al año nacen más de 20 bebés de mujeres con más de 50 años, informaba el 8 de mayo el Guardian. En el 2002, el último año del que se tienen datos, en las clínicas de fertilidad británicas fueron tratadas 96 mujeres que superaban los 50 años. Una cuarta parte de ellas se quedaron embarazadas.

Esta forma de concebir no es ética. «Las técnicas que provocan una disociación de la paternidad… son gravemente deshonestas», indica el No. 2376 del Catecismo de la Iglesia Católica. «Estas técnicas… lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos d
e él y ligados entre sí por el matrimonio».

Un niño es un don, explica el No. 2378, y «no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido ‘derecho al hijo’». Algo cada vez más ignorado, con consecuencias tristes para muchos niños.

Por el padre John Flynn

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ZENIT Staff

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