«El amor cristiano permite superar la discapacidad», constata el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 19 marzo 2007 (ZENIT.org).- En su encuentro con dos entidades católicas de ayuda a enfermos y discapacitados, Benedicto XVI constató y subrayó que con el amor cristiano es posible asumir toda condición de fragilidad humana.

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Acogieron las palabras del Santo Padre los participantes de las peregrinaciones de la OFTAL (Obra Federativa de Transporte de Enfermos a Lourdes) y del MAC (Movimiento Apostólico de Ciegos, en ambos casos por sus siglas en italiano).

Acababan de participar en la Basílica Vaticana, en la mañana del sábado, en una celebración eucarística presidida por el Secretario de Estado del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone.

Tras la Misa, Benedicto XVI reconoció su alegría por tener el encuentro con los peregrinos e hizo hincapié en cuanto evidencian ambos organismos: la experiencia de un compartir fraterno, basado en el Evangelio y capaz de que las personas en dificultades, en este caso enfermos e invidentes, sean «plenamente partícipes de la vida de la comunidad eclesial y constructores de la civilización del amor».

Ambas realidades «dan testimonio de Cristo resucitado, esperanza del mundo, manifestando que la fe y la amistad cristiana permiten atravesar juntos toda condición de fragilidad», constató.

El propio Benedicto XVI trazó la historia y rasgos de los fundadores de los dos organismos, nacidos muy próximos en el tiempo.

De la mano de Maria Motta, una profesora invidente dotada de profunda fe, gran presencia de animo e impulso apostólico, comenzó su andadura el MAC en 1928.

Ciega de nacimiento, Motta no hizo de su limitación visual un impedimento para su vocación, «es más, el Espíritu hizo de ella un apóstol de los invidentes, y a continuación hizo fecunda su iniciativa mucho más allá de sus propias expectativas», recordó el Papa.

A partir de una «red» espiritual, se desarrolló una asociación formada por grupos diocesanos en toda Italia que aprobó el beato Juan XXIII con el nombre Movimiento Apostólico de Ciegos.

Es donde los que tienen o no discapacidad visual, «aprendiendo el estilo de la reciprocidad y del hecho de compartir, se comprometen en la formación para ponerse al servicio de la misión apostólica de la Iglesia», describió el Santo Padre.

Por su parte, el nacimiento de la OFTAL se debe al sacerdote italiano Alessandro Rastelli, quien viajó a Lourdes después de un accidente que le había retenido un mes en el hospital.

Tal experiencia «le hizo particularmente sensible al mensaje de la Virgen Inmaculada, que le llamó a regresar a la Gruta de Massabielle» (Lourdes, Francia) «en compañía de un solo enfermo -¡y ello es muy significativo!- y después a la cabeza de la primera peregrinación diocesana con más de 300 personas, de ellas 30 enfermos», recordó el Papa.

La OFTAL, que celebra su 75º aniversario, comenzó pues de la mano de monseñor Rastelli en 1913, si bien su nacimiento oficial se sitúa en 1932, promovido por el arzobispo de Vercelli.

Cada una de estas asociaciones «contribuye a edificar la Iglesia con su propio y específico carisma», recalcó Benedicto XVI.

«Vosotros, amigos de la OFTAL, ofrecéis la experiencia de la peregrinación con los enfermos, signo fuerte de fe y de solidaridad entre personas que salen de sí mismas y de la oclusión de sus propios problemas para partir hacia una meta común, un lugar del espíritu»; «ayudáis así al Pueblo de Dios a mantener despierta la conciencia de su naturaleza peregrina tras la estela de Cristo», aseguró.

«Vosotros, amigos del MAC, sois portadores de una experiencia típica, que os es propia: caminar juntos, hombro a hombro, ciegos y videntes», «testimonio de cómo el amor cristiano permite superar la discapacidad y vivir positivamente la diversidad -recalcó- como ocasión de apertura al otro, de atención a sus problemas, pero ante todo a sus dones, y de recíproco servicio».

«La Iglesias tiene necesidad también de vuestra contribución –dijo el Papa a ambas asociaciones- para responder fiel y plenamente a la voluntad del Señor».

«E igualmente se puede decir de la sociedad civil: la humanidad necesita de vuestros dones, que son profecía del Reino de Dios», declaró.

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ZENIT Staff

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