JOHANNESBURGO, viernes, 6 abril 2007 (ZENIT.org).- En lo que ha sido descrito por la prensa local como un acto de martirio, una religiosa de 35 años que trabajaba en un hospital para enfermos de sida en Sudáfrica falleció el fin de semana al tratar de salvar a los pacientes de un incendio.
Sor Anne Thole trabajaba en la misión de la Iglesia católica romana de Maria Ratschitz, en las afueras de Dundee, donde se dedicaba a atender a enfermos de sida. El incendió se desencadenó el sábado por la noche en un edificio con techo de paja. Aparentemente ha sido provocado por un cigarrillo de uno de los pacientes, según ha explicado Irmingard Thalmeier al diario «The Mercury».
Thalmeier, religiosa y médico, fundó este centró a 30 kilómetros de Dundee, bajo el monte Hlatikulu. Reveló que cinco pacientes fueron evacuados, y que tres hombres fallecieron entre las llamas junto a sor Anne.
La religiosa trabajaba en el hospital desde el año 2005 y era también superiora del noviciado de su orden religiosa, originaria de Alemania.
«Logramos sacar a cinco pacientes. Tratábamos de regresar al edificio cuando alguien nos llamó, y de este modo nos distrajo. Sin embargo, son Anne penetró en el interior. Las exhalaciones eran excesivas y el techo se hundió», refirió a «The Mercury».
El obispo emérito, monseñor Michael Rowland, que vive a 500 metros del hospital, ha revelado: «Fue verdaderamente dramático. Me despertó alguien por teléfono para decirme que el hospital estaba en llamas. Cuando llegué, el edificio ardía, tratábamos de apagarlo con las mangueras del jardín, pero las escaleras y el techo eran una columna de fuego».
«Sor Anne ha sido muy valiente –reconoce monseñor Rowland–. Dio la vida por sus pacientes. Transmitió una enorme alegría tenía un gran amor por su vocación. Tocaba muy bien la guitarra, dirigía el coro y cantaba muy bien. Todas las novicias la adoraban».