SANTIAGO, domingo, 6 mayo 2007 (ZENIT.org).- El Cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), considera que la Quinta Conferencia del Episcopado de América Latina y El Caribe puede suponer un gran despertar misionero en el continente de la esperanza.
El purpurado ofreció una conferencia de prensa, el 4 de mayo, a la prensa chilena e internacional para referirse a la celebración de esta cumbre episcopal que será inaugurada por Benedicto XVI el próximo domingo 13 de mayo, en el santuario de Nuestra Señora Aparecida, en Brasil.
Haciendo un balance de la realidad social latinoamericana, el purpurado, según informa la Conferencia Episcopal de Chile, constató que «la pobreza no ha cambiado tanto, a pesar de la opción preferencial por los pobres que asumió la Iglesia; hay problemas de grandes migraciones hacia el Norte, hacia Europa, migraciones internas por causa del terrorismo; ha cundido el narcotráfico una cultura de democracia tampoco ha llegado tan profundamente, a pesar de que se terminaron los gobiernos militares en América Latina».
Ante todo, consideró, hay que «tomar conciencia de lo escandaloso que resulta en un continente como el nuestro, donde la inmensa mayoría son bautizados, que no se siga a Jesucristo, que nos dijo que amemos al prójimo como él nos ha amado y como se ama cada uno a sí mismo».
«Es un escándalo –recalcó– que sea uno de los continentes en donde la desigualdad es una de las mayores. El camino que quiere seguir al V Conferencia es anunciar en forma más comprometida la relación del cristiano con el Señor, y que si yo soy discípulo de Cristo, no puedo tratar a mi prójimo de una manera que no sea fraterna».
«No es justo que una persona no tenga lo necesario para vivir con dignidad», denunció.
«Cuando el cristianismo no da los frutos de compromiso social, evidentemente que hay una reducción de ese mensaje, que está constatando un fracaso y que tiene, con todas sus fuerzas, que contestar a esa situación, no puede dejarla permanecer, no puede ser indolente», aseguró.
Al mismo tiempo, reconoció el cardenal chileno, dentro de la Iglesia «tenemos una inmensa alegría por las comunidades que acuden a los templos, que son comunidades vivas, que tienen compromiso social; hay un acercamiento mucho mayor a la Biblia; han crecido muchos movimientos eclesiales, más de 40 grandes movimientos».
Ahora bien, reconoció, la Iglesia no está llegando a muchos bautizados; falta un espíritu misionero. «Nosotros aspiramos a un gran despertar misionero, viendo que llegan a nuestros países con fuerza influencias culturales de Europa y se nos plantean problemas nuevos, éticos, de constitución de la familia, de aprecio por la vida».
Democracias precarias
Ante una consulta acerca de la calidad de la política en América Latina, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz dijo que cada país es una realidad distinta.
«Lo que nosotros percibimos globalmente –dijo– es que nuestras democracias en general todavía no se han solidificado, existen todavía populismos, caudillismos, la voluntad a veces de no permitir que el pueblo, con toda libertad e informado, pueda decidir los destinos de un país».
«Es una situación muy precaria y en las políticas públicas muchas veces se prefiere el interés de permanecer en el poder que el interés de entregarle al pueblo lo mejor que se le puede dar».
«Nos interesan todas las políticas publicas que van a repercutir en el bien de ese pueblo, para que salga de la pobreza y, por eso, de una manera muy especial, nos interesan las políticas de educación, de trabajo y de familia. Cuando existe una buena familia, una buena educación y existe trabajo, no se llega a la miseria y la gente sale de ese círculo vicioso».
«Que nuestros pueblos tengan vida»
En este contexto, reveló, surgió el tema de la Conferencia, «Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida», reveló.
Este lema, aclaró, significa que la persona bautizada debe vivir un encuentro con Jesucristo, que ese encuentro dé todos sus frutos de compromiso con el Evangelio y con el mundo, de manera que sea no sólo discípulo de Jesucristo, sino también misionero, que comparta esta buena noticia en su país y en otras naciones, «para que nuestros pueblos tengan vida».
El tema central de la Conferencia, dijo el Cardenal Errázuriz, está planteado «en la perspectiva de la cultura de la vida. Tanto del respeto a la vida desde su comienzo hasta su término natural como también de la calidad de la vida. Cómo viven nuestros pueblos, el trabajador, el empresario, el comunicador social, cómo vive el político. Es decir, ¿hay vida en abundancia en nuestras poblaciones?».
En esta V Conferencia General participarán representantes de las 22 conferencias episcopales de América Latina y El Caribe, además de delegados de otras conferencias episcopales del mundo, como las de Estados Unidos, Canadá, España y Portugal. Representan casi a la mitad de los católicos del mundo.