La leyenda negra contra Pío XII, según el cardenal Bertone (III)

Intervención del secretario de Estado

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 7 junio 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la tercera parte de la intervención del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, al presentar el 5 de junio el libro del periodista italiano Andrea Tornielli «Pío XII, Eugenio Pacelli – Un hombre en el trono de Pedro» («Pio XII, Eugenio Pacelli. Un uomo sul trono di Pietro»). La primera parte fue publicada en el servicio de Zenit del 5 de junio de 2007 y la segunda en el del 6 de junio.

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6. «No lamento, sino acción, es el precepto del ahora»
Dicho esto, después de haber visto los once volúmenes (en doce tomos) de las «Actes et Documents du Saint Siège» sobre la segunda guerra mundial; después de haber hecho leer decenas de dossieres con centenares de documentos sobre los pensamientos y los actos de la Santa Sede durante el segundo conflicto mundial; experimentadas las violentas polémicas partidistas (innumerables volúmenes, llenos de ideología violenta y falsa), me parece que la obra de las «Actes», impresa por orden de Pablo VI (sustituto de la Secretaría de Estado en los años terribles de 1939 a 1945), podría ser útilmente completada por los documentos del archivo de los «Estados eclesiásticos», que comprenden documentos sobre la obligación de la Santa Sede y de la Iglesia católica de asumir el deber de la caridad hacia todos.

Es un sector de archivo que no se ha explorado suficientemente, dado que se trata de miles de casos personales. A cada uno de ellos, el Estado más pequeño del mundo, neutral en sentido absoluto, escuchó individualmente, atendiendo a cada voz que pedía ayuda o audiencia. Se trata de una documentación inmensa, por desgracia todavía no disponible, porque no está ordenada. ¡Ojalá fuera posible, con la ayuda de alguna fundación benemérita «ad hoc», catalogar en breve estos documentos custodiados en los archivos de la Santa Sede! Era clara la directiva dada a través de la radio, de la prensa, de la diplomacia, por el Papa Pío XII en 1942. Dijo a todos en aquel trágico año 42: «No lamento, sino acción es el precepto del ahora». La sabiduría de esa afirmación queda testimoniada por una enorme cantidad de documentos: notas diplomáticas, consistorios urgentes, señalaciones específicas (por ejemplo, al cardenal Bertram, cardenal Innitzer, cardenal, Schuster, etc., etc., etc.) en las que pedía hacer lo posible para salvar a las personas, manteniendo la neutralidad de la Sede Apostólica.

Esta situación de neutralidad permitía al Papa salvar no sólo a europeos, sino también a prisioneros que no pertenecían al Eje. Pensemos en la tristísima situación de Polonia o en las intervenciones humanitarias en el Sudeste asiático. Pío XII nunca suscribió circulares o proclamas. Dijo con la voz lo que había que hacer. Y obispos, sacerdotes, religiosos y laicos comprendieron muy bien la mente del Papa y lo que había que hacer urgentemente. Como testimonio hay innumerables documentos de audiencia del cardenal Maglione y Tardini, con los relativos comentarios. Además estaban las protestas o los «noes» ante las peticiones humanitarias de la Santa Sede.


7. ¿Denunciar o actuar?

Déjenme contarles un pequeño episodio, acaecido precisamente en el Vaticano en octubre de 1943. En aquella época, además de la Gendarmería (unas 150 personas) y de la Guardia Suiza (unas 110 personas), había una Guardia Palatina. En esa fecha, para proteger el Vaticano (no más de 300 personas) y los edificios extraterritoriales [edificios del Vaticano en territorio italiano, ndr.] había 575 miembros de la Guardia Palatina. Pues bien, la Secretaría de Estado pidió a la potencia que ocupaba Italia la posibilidad de contratar a otras 4.425 personas para que pudieran pasar a formar parte de la Guardia Palatina. El ghetto judío estaba a dos pasos…

Los redactores de los «Actes et Documents» no podían imprimir todos los miles de casos personales. El Papa, en esa época, tenía otras prioridades: no podía dar a conocer sus deseos, pero quería actuar, dentro de los límites que le imponían las circunstancias, según un programa claro. A las personas honestas, sin embargo, les surgen preguntas legítimas: ¿Cuándo encontró Pío XII a Mussolini? Como cardenal secretario de Estado, en 1932, pero como Papa, ¡nunca! Si esto nunca tuvo lugar, podría significar que si los dos Estados no han querido hablar con el Papa, el pontífice, ¿qué debía hacer? ¿Hacer declaraciones de denuncia o actuar?

Pío XII optó por la segunda opción, testimoniada por muchos israelitas de toda Europa. Quizá sería necesario entregar copias de estas abundantes adhesiones judías de agradecimiento y de estima por el ministerio humano y espiritual de este gran Papa.

El libro que hoy podemos leer añade nuevos elementos no sólo a la figura de un gran pontífice, sino también a toda la obra silenciosa, aunque eficaz, de la Iglesia a través de la existencia (la de Eugenio Pacelli) de un pastor que pasó a través de las tormentas de los dos conflictos mundiales (fue nuncio en Baviera desde 1917) y la trágica edificación del telón de acero dentro del cual murieron millones de hijos de Dios. Heredera de la Iglesia de los apóstoles, la Iglesia de Pío XII continuó ofreciendo no sólo una palabra profética, sino sobre todo una acción profética diaria.

8. Nota conclusiva
Quisiera dar las gracias a Andrea Tornelli por esta obra, que contribuye a comprender mejor la luminosa acción apostólica y la figura del siervo de Dios, Pío XII. Es un servicio útil a la Iglesia, un servicio útil a la verdad. Es justo discutir, profundizar, debatir, confrontarse. Pero hay que evitar el error más grave para un historiador, el anacronismo, juzgando la realidad de entonces con los ojos y la mentalidad de hoy.

Así como es profundamente injusto juzgar la obra de Pío XII durante la guerra con el velo del prejuicio, olvidando no sólo el contexto histórico, sino también la enorme obra de caridad que el Papa promovió, abriendo las puertas de los seminarios y de los institutos religiosos, acogiendo a refugiados y perseguidos, ayudando a todos.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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