Esta información se la ha facilitado el arzobispo Pius Ncube de Bulawayo a la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

El arzobispo ha señalado que el presidente Mugabe está sometido a una presión extrema y que el control del Estado está aumentado, y añade que en un reciente encuentro de sacerdotes aparecieron algunos de estos jóvenes policías, que insistieron en estar presentes en la reunión. Cuando les explicaron que no era posible y les negaron el acceso, exigieron hablar con el presidente de la reunión. El encuentro era totalmente apolítico y de ninguna forma estaba previsto abordar cuestiones políticas.

En líneas generales, se registra un aumento de interferencias por parte del Estado. Las elecciones están previstas para el año que viene, pero la población ya está intimidada. Según el arzobispo, más de 600 personas han sido recientemente arrestadas, golpeadas, torturadas y detenidas durante semanas. «Esta campaña intimidatoria va dirigida a demoralizar a la población», precisa el arzobispo Ncube, quien señala que el Gobierno está incrementando hasta el máximo el nivel de temor generalizado. Él mismo considera que es parte de su vocación elevar la voz en nombre de los necesitados y los indefensos, y asegura que no teme por su persona.

La situación en el país es cada vez más crítica, también debido a la inflación, que ya ha superado el 5.000%. Los datos oficiales no son correctos, asegura el arzobispo. Cada vez más personas abandonan el país, entre ellas, muchos niños y jóvenes que cruzan la frontera a pie sin la protección de nadie. Según el arzobispo Ncube, a menudo acaban siendo víctimas de la explotación sexual. En total, se estima que 3,5 millones de los 12,9 millones de habitantes de Zimbabue han huido o están a punto de hacerlo, razón por la que muchas estructuras han dejado de funcionar. Así, por ejemplo, unos 10.000 maestros han abandonado el país con la esperanza de encontrar trabajo en Sudáfrica, una situación que el arzobispo considera preocupante.

La situación humanitaria también se agrava día a día. El arzobispo Ncube asegura que cada vez mueren más niños de desnutrición y que los bebés son el principal grupo de riesgo: la mayoría de las veces, cuando las madres los llevan al hospital ya no hay esperanza. Ahora hay menos hambre, pero, al mismo tiempo, la esperanza de vida sigue disminuyendo para el más de un millón de víctimas del VIH y el número de huérfanos del sida aumenta de forma dramática. Actualmente, uno de cada 10 niños ya es huérfano, lo cual hace que Zimbabue detente la mayor tasa de huérfanos en todo el mundo. El arzobispo precisa que ya hay 38.000 hogares formados exclusivamente por niños.

La Iglesia hace todo lo posible para ofrecer ayuda benéfica, aunque, como señala el arzobispo Ncube, es consciente que esta ayuda no es más que «una gota en el océano». Por esta razón, insta a Occidente a ayudar a la población de Zimbabue.