ROMA, domingo, 10 junio 2007 (ZENIT.org).- Si usted vive en un país de mayoría musulmana y quiere convertirte al cristianismo, habrá ocasiones en las que su fe quedará sometida a dura prueba.

El último ejemplo de los problemas a los que se enfrentan los cristianos conversos viene de Malasia, donde hace quince días el más alto tribunal civil del país rechazó la apelación de una mujer de ser reconocida como cristiana, informaba el 30 de mayo Associated Press.

Lina Joy, cuyo nombre de pila era Azlina Jailani, había intentado cambiar tanto de nombre como de religión en el documento de identidad que llevan todos los ciudadanos del país. No tuvo ningún problema con el cambio de nombre, pero las autoridades rechazaron borrar la identificación como musulmana de su documento. Según Associated Press, cerca del 60% de los 26 millones de habitantes de Malasia son musulmanes.

Un reportaje de Associated Press el 26 de mayo relataba cómo Joy comenzó a ir a la iglesia en 1990 y se bautizó ocho años después. Acudió al Tribunal Federal en mayo de 2000 para obligar a las autoridades a cambiar la designación religiosa de su documento de identidad, pero el tribunal le ordenó que llevara el tema a los tribunales de la Charia (la ley islámica). El siguiente paso de Joy fue llevar el tema al Tribunal de Apelación, pero perdió el caso en dicho tribunal.

Joy apeló el caso ante la Corte Federal en el 2005. La exposición de argumentos terminó en julio del 2006, con la decisión de denegar su apelación hace quince días.

Entretanto, Associated Press ha informado de que Joy ha sido rechazada por su familia y forzada a abandonar su puesto de venta de ordenadores después de que los clientes amenazaran con retirar sus pedidos.

Dos de los tres jueces del Tribunal Federal votaron contra ella. Sólo el tribunal islámico de la Charia tiene el poder de permitirle retirar la palabra «Islam» en la categoría de religión en su documento de identidad civil, establecía la sentencia.

La fraseología de la sentencia mostraba las dificultades que existen a la hora de lograr libertad para los conversos religiosos. «Usted no puede por capricho y por moda convertirse de una religión a otra», afirmaba en su sentencia el juez presidente del Tribunal Federal, Ahmad Fairuz Sheik Abdul Halim, informaba el 30 de mayo Reuters.

«El tema de la apostasía tiene que ver con la ley islámica, por lo que está bajo un tribunal de la Charia», indicó.

Según Reuters, los tribunales de la Charia del país no permiten generalmente a los musulmanes renunciar formalmente al Islam. Incluso les imponen multas y los encarcelan.

Un derecho fundamental negado
Poco después de la decisión del tribunal, Joy anunció que podría abandonar Malasia por no tener libertad para practicar su religión, informó el 31 de mayo Associated Press. «Estoy decepcionada porque el Tribunal Federal no es capaz de respaldar un simple pero importante derecho fundamental que tienen todas las personas: el derecho de creer en la religión de su elección», expresaba Joy en una declaración hecha a través de su abogado, Benjamin Dawson.

Joy no es la única que sufre estos problemas. El año pasado la emisora de radio de la BBC informó de los problemas a los que se enfrentan los conversos cristianos en Malasia. Según un reportaje del programa publicado por la BBC el pasado 15 de noviembre, muchos conversos se ven obligados a llevar una vida secreta o doble.

«Si la gente supiera que me he convertido al cristianismo, podrían aplicar la ley por sus propias manos. Si no son de mente abierta, pueden tomar una piedra y lanzármela», decía Maria, una de las conversas entrevistadas por la BBC.

El caso de Maria era tan sensible que el sacerdote que la bautizó se negó a darle un certificado de bautismo. Maria ha ocultado su conversión a su familia por temor a la reacción negativa que podría provocar.

El 6 de diciembre el periódico australiano Sydney Morning Herald informaba de más problemas. Un hospital malayo se negó a entregar el cadáver de un hombre a su viuda porque pensaba dar a su marido, un musulmán convertido al cristianismo, un entierro conforme a su nueva religión.

La viuda, de 69 años, Lourdes Mary Maria Soosay, se quejó a la policía por el hostigamiento de las autoridades religiosas islámicas por el asunto del entierro de su marido, Rayappan Anthony.

Según el Sydney Morning Herald, esta es la segunda vez en un año que un no musulmán tiene que luchar por el derecho a enterrar a un miembro de la familia. En el primero, funcionarios islámicos dieron un entierro musulmán a un antiguo soldado contra el deseo de su viuda hindú.

Un caso similar fue el tema de un reportaje, el 19 de abril, del periódico South China Morning Post. Kaliammal Sinnasamy, una mujer hindú, vio cómo las autoridades islámicas le arrebataban el cuerpo de su marido y lo enterraban como musulmán en diciembre del 2005.

Su marido, Moorthy Maniam, era hindú, declaró su viuda. Sus intentos ante los tribunales de Malasia por impedir el funeral islámico de su marido no lograron nada, puesto que el tribunal dictaminó que no tenía jurisdicción para intervenir en ningún tema que implicara el Islam, aunque una de las partes no era musulmana. Sinnasamy ha apelado la sentencia.

Se extienden los problemas
Malasia está lejos de ser el único país donde los cristianos se enfrentan a dificultades considerables. El año pasado recibió una amplia cobertura el caso de Abdul Rahman, un converso en Afganistán que corrió el riesgo de una sentencia de muerte por convertirse al cristianismo.

Rahman vivió en Alemania algunos años, pero tras volver a casa fue arrestado en febrero de 2006, explicaba un reportaje del Washington Post sobre el caso publicado el 23 de marzo. Rahman fue liberado y escapó a la persecución después de que las autoridades le declararan mentalmente incapaz para ser juzgado, informaba el 29 de marzo la BBC. Fue forzado, no obstante, a abandonar Afganistán, y se le dio refugio en Italia.

Somalia prohíbe cualquier conversión, informaba el Catholic Information Service for Africa el pasado 21 de septiembre. Tras la caída del gobierno en 1991, Somalia se sumió en el caos. En octubre de 2004 se estableció un gobierno de transición. Este gobierno adoptó posteriormente una Carta Federal de Transición, que considera el Islam como religión nacional.

Otro gobierno africano, Marruecos, encarceló hace poco con una pena de seis meses a un turista por el crimen de intentar convertir a musulmanes, informó Reuters el 29 de noviembre.

El alemán de origen egipcio, Sadek Noshi Yassa, fue arrestado cuando distribuía en la calle libros y CDs sobre la fe cristiana a jóvenes musulmanes marroquíes. Un tribunal de Agadir declaró, a este hombre de 64 años, culpable de intentar «sacudir la fe del musulmán».

Violencia religiosa
A parte de los problemas relacionados con la conversión, la vida de los cristianos en muchos países islámicos es, como mínimo, difícil. El 3 de mayo el periódico británico The Guardian informaba de la situación en la ciudad de Kano, al norte de Nigeria.

Los militantes de un grupo fundado por estudiantes islámicos radicales se vieron implicados en un alboroto asesino, que dejó 10 muertos. Según The Guardian, el episodio ha suscitado nuevos miedos en la comunidad cristiana minoritaria de Kano. La región ha sufrido la violencia religiosa que ha causado decenas de miles de muertes en los últimos años.

Otro país problemático es Pakistán, donde hace poco se lanzaron advertencias a los cristianos que se convirtieran o que se enfrentaran a violencias, informó el 16 de mayo Associated Press. Cerca de 500 cristianos pakistaníes de Charsadda, ciudad de la provincia fronteriza del noroeste que bordea Afganistán, recibieron a principios de mayo cartas d iciéndoles que cerraran sus iglesias y se convirtieran.

La Pascua también es un tema delicado. De hecho, la fiesta de Pascua es ilegal en Arabia Saudí, explicaba un reportaje de Associated Press el 9 de abril. El reino sólo permite las fiestas musulmanas de al-Fitr, que marca el final del mes santo del Ramadán; y al-Adha, que concluye el peregrinaje anual a la Meca.

Además, el artículo informaba de que el príncipe heredero, Sulan bin Abdul Aziz Al Saud, ha expresado que el reino nunca permitirá que se construyan iglesias.

Por el padre John Flynn, L.C.