ZAMBOANGA, lunes, 11 junio 2007 (ZENIT.org).- El portavoz de la Conferencia Episcopal de Filipinas ha implorado a los secuestradores que dejen libre al misionero del Pontificio Instituto de Misiones extranjeras (PIME), secuestrado ayer 10 de junio en Mindanao.
Por su parte el portavoz de los independentistas islámicos condena el hecho y confirma la plena voluntad del movimiento de colaborar con las autoridades para la liberación, informa AsiaNews.it, órgano informativo de ese Instituto misionero.
Los obispos de Filipinas han lanzado este lunes un llamamiento para la liberación del padre Giancalo Bossi, misionero del PIME, secuestrado el domingo en el archipiélago sureño de Mindanao, mientras acudía a celebrar la misa.
Al mismo tiempo los rebeldes del Frente Moro de Liberación islámico (MILF), señalados en un primer momento por fuentes de la Policía como responsables del hecho, han negado toda implicación y se han dicho disponibles a ayudar «de cualquier modo» a las autoridades filipinas que buscan al padre Bossi.
El portavoz de la Conferencia Episcopal filipina, monseñor Pedro C. Quitorio, dijo: «Imploramos a los secuestradores: por favor, perdonad la vida al misionero. Oramos para que sea liberado lo más pronto posible, y pueda volver a dar su ayuda a nuestra población».
Un llamamiento por la liberación llegó también ayer del Papa: Benedicto XVI, tras la oración del Ángelus, recordó a «las muchas personas, entre las cuales también sacerdotes católicos, mantenidas bajo secuestro por diversos motivos y en diversas partes del mundo» y dirigió «un sentido llamamiento» a los autores «de tales actos execrables, para que tomen conciencia del mal realizado y restituyan lo más pronto posible al afecto de sus seres queridos a cuantos tienen prisioneros».
El padre Sebastiano D’Ambra, compañero del padre Bossi y presidente del Movimiento «Silsilah» para el diálogo interreligioso, dijo sentirse estremecido por la noticia del secuestro: «Estamos tratando de comprender la situación: ¿por qué le ha sucedido esto a uno de los pioneros del PIME en la península de Mindanao?».
Según el padre Angelo Calvo, claretiano y presidente del «Defensores de la Paz Zamboanga», el padre Bossi «es un sacerdote al que siempre le ha gustado trabajar por los pobres, sobre todo campesinos de la zona. Ha querido sumergirse en la comunidad en la que vivía, y habla dos dialectos locales».
El mismo retrato lo ofrece el padre Jasulga, administrador de la Prelatura Apostólica de Ipil, a la que el misionero «había vuelto voluntariamente, con alegría, para trabajar con los pobres. No había recibido amenazas y era querido por la población local».
La Policía y el Ejército filipino han intensificado en estas horas las operaciones de búsqueda del misionero. El jefe de la policía provincial, Francisco Cristóbal, confirma que no ha habido peticiones de ningún tipo por parte de los secuestradores y subraya que se está llevando a cabo una «caza al hombre». Han sido desplegados por toda la zona puntos de control.
El jefe de los secuestradores sería Waning Abdulsalam, hermano del líder independentista islámico Akiddin. Sin embargo, el mismo MILF ha negado toda responsabilidad en el secuestro y, según su portavoz, «ningún guerrillero es responsable».
Eid Kabalu, portavoz oficial del movimiento independentista, explicó: «No tendríamos nunca permiso para arruinar el proceso de paz en curso. Nosotros mismos hemos desplegado a varios hombres con la tarea de buscar al padre Bossi».
Kabalu condenó el secuestro, definiéndolo «no islámico» y añadió que el grupo de Abdulsalam «desde hace ya tiempo no responde al MILF del que ha sido alejado. No son de los nuestros, y una vez más damos nuestra plena disponibilidad a proporcionar asistencia y cualquier cosa que pueda servir a las autoridades filipinas»
El jefe de los secuestradores, concluyó, «era miembro del MILF, pero se ha separado de él desde cuando iniciamos el proceso de paz con Manila. Por esto el Ejército nos ha señalado como responsables, aunque nosotros no tenemos nada que ganar con este secuestro».