ASÍS, lunes, 18 junio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha aclarado en Asís que el espíritu de paz entre las religiones, promovido por san Francisco y por Juan Pablo II, no es indiferencia o sincretismo religiosos.
Fue uno de los mensajes centrales que dejó este domingo en su peregrinación a la tumba del fundador de los franciscanos en el octavo centenario de su conversión.
«No puedo olvidar, en este contexto, la iniciativa de mi predecesor de santa memoria, Juan Pablo II, quien quiso reunir aquí, en 1986, a los representantes de las confesiones cristianas y de las diferentes religiones del mundo, para participar en un encuentro de oración por la paz», dijo el Papa al final de la homilía de la misa dominical.
«Fue una intuición profética y un momento de gracia, como confirmé hace algunos meses en mi carta al obispo de esta ciudad, con motivo del vigésimo aniversario de aquel acontecimiento», añadió en la celebración que tuvo lugar al aire libre, en la plaza inferior de San Francisco.
«La decisión de celebrar aquel encuentro en Asís fue sugerida precisamente por el testimonio de Francisco como hombre de paz, al que tantas personas ven con simpatía incluso desde otras posiciones culturales y religiosas», recordó.
«Al mismo tiempo, la luz del “pobrecillo” sobre esa iniciativa era una garantía de autenticidad cristiana, pues su vida y su mensaje se basan de una manera tan visible en la opción por Cristo que rechaza a priori cualquier tentación de indiferencia religiosa, que no tiene nada que ver con el auténtico diálogo interreligioso», continuó diciendo.
El Papa Karol Wojtyla convocó otras dos jornadas de oración por la paz en Asís. La última se celebró el 24 de enero de 2002, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos del año precedente.
«El “espíritu de Asís”, que desde aquel acontecimiento sigue difundiéndose por el mundo, se opone al espíritu de violencia, al abuso de la religión como pretexto para la violencia».
«Asís nos dice que la fidelidad a la propia convicción religiosa, la fidelidad sobre todo a Cristo crucificado y resucitado, no se expresa con la violencia y la intolerancia, sino con el respeto sincero del otro, con el diálogo, con un anuncio que interpela a la libertad y a la razón, en el compromiso por la paz y por la reconciliación», indicó el obispo de Roma.
«No podría ser una actitud ni evangélica ni franciscana el no lograr conjugar la acogida, el diálogo y el respeto por todos con la certeza de fe que todo cristiano, como el santo de Asís, debe cultivar, anunciando a Cristo como camino, verdad y vida del hombre, único Salvador del mundo», concluyó.