Acogió al sacerdote, que había sido secuestrado junto a cinco jóvenes y poco después liberados, el obispo auxiliar de Bagdad, monseñor Shlemon Warduni.
Según informa el blog de los cristianos iraquíes «Baghdadhope», se trata del octavo secuestro de un sacerdote caldeo en la capital.
«Forma parte del fenómeno de la persecución de los cristianos iraquíes y es un método eficaz para sembrar el terror entre la ya reducida comunidad cristiana de la capital».
Según estas fuentes, se habría pagado un rescate por su liberación.