CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 21 junio 2007 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha hecho público este jueves que Benedicto XVI ha nombrado obispo de Coria-Cáceres al sacerdote Francisco Cerro Chaves, en la actualidad director del Centro de Espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús en la archidiócesis de Valladolid.
La diócesis de Coria-Cáceres estaba vacante por el traslado de monseñor D. Ciriaco Benavente Mateos a la diócesis de Albacete, de donde fue nombrado Obispo el 16 de octubre de 2006.
El obispo electo de Coria-Cáceres nació el 18 de octubre de 1957 en Malpartida de Cáceres (Cáceres). Cursó los estudios de bachillerato y de filosofía en el Seminario de Cáceres y los teológicos en el Seminario de Toledo, diócesis en la que fue ordenado sacerdote el 12 de julio de 1981. Es doctor en Teología Espiritual por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Es miembro fundador de la Fraternidad Sacerdotal del Corazón de Cristo.
Actualmente es capellán del Santuario Nacional de la Gran Promesa y director del Centro de Formación y Espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, desde1989; director diocesano del Apostolado de la Oración, desde 1990; miembro del Consejo Presbiteral Diocesano, desde 1994; Delegado diocesano de Pastoral juvenil, desde 1996; y profesor de Teología espiritual del Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid.
Es autor de numerosas publicaciones dedicadas especialmente a la formación espiritual de los jóvenes.
En declaraciones concedidas a la agencia Veritas tras hacerse público su nombramiento, el obispo electo ha expresado su devoción al Corazón de Jesús y su interpretación del ministerio episcopal como un servicio realizado en la comunión eclesial.
«El corazón de Jesús es el centro del Evangelio y de la vida cristiana. Tanto en la Encíclica de Benedicto XVI, “Deus caritas est”, como en la de Pío XII, “Haurietis aquas”, los Papas recuerdan que Dios es amor y tiene un corazón para amar», explica el prelado.
«Esta espiritualidad ha sido central en mi vida, y la considero también central para la Iglesia –añade–. Como dice Benedicto XVI, el hombre sólo puede curar su corazón mirando al corazón traspasado de Cristo. A Él le encomiendo mi vida y mi labor ministerial».
«Por otra parte –sigue explicando–, considero que en ser “un sólo corazón” radica la verdadera comunión eclesial; este es el lema de mi vida, y me gustaría que los sacerdotes, los laicos, los religiosos y religiosas, los consagrados y las familias, los jóvenes, todos, fuéramos uno en el corazón».
«Mi lema está todavía por perfilar, pero será algo así como “Cor Iesu, nacido de María Virgen, fuente de evangelización de los pobres», afirma, aunque reconoce que todavía está por perfilar.
«Me gustaría que el «Cor Iesu», que inicia las letanías al Corazón de Jesús, encabezara también mi lema episcopal. Luego, hablaría de la Virgen, que ha sido clave en mí y en mi vida de evangelización».
«Yo concibo la evangelización sobre todo a través de los pobres, los pobres de todo tipo, los carentes de amor, los pecadores…».