Convocados por el padre José Rodríguez Carballo, OFM, ministro general de la Orden de los Frailes Menores, casi doscientos jóvenes frailes menores de todo el mundo se reunirán en Tierra Santa para vivir una semana de Capítulo Espiritual.
Y es que San Francisco tenía una dulce veneración por los misterios de la vida terrena de Jesús; por eso consideraba Tierra Santa como un lugar sagrado por excelencia, lugar de encuentro entre Dios y los hombres y de los hombres entre ellos mismos, recalcó el miércoles un comunicado de la Orden.
Con la iniciativa, la Orden de los Frailes Menores –en camino hacia el VIII centenario de su fundación- quiere subrayar su atención particular hacia los Santos Lugares -de los que es Custodio desde los tiempos del «pobrecillo de Asís»-, considerándolos la «perla» de sus misiones.
Nazaret y Jerusalén acogerán, por lo tanto, del 1 al 8 de julio, a los jóvenes frailes convocados en torno al tema «Secundum verbum tuum» («Según tu palabra»).
Éste indica el deseo que ha animado a los organizadores del evento -explica la Orden-: dar oportunidad de que se abra un encuentro fructuoso entre el gobierno central de la Orden y jóvenes frailes difundidos en todas las realidades del mundo.
Se trata de afrontar juntos las actuales dificultades de la vida religiosa; ponerse a la escucha humilde de la Palabra de Dios allí donde «se hizo carne y habitó entre nosotros»; realizar a la luz de la Palabra el necesario discernimiento para «refundar la presencia franciscana en el mundo» y caminar con nuevo entusiasmo en la vía de la conversión y del testimonio de Jesús Resucitado.
La celebración de este «Capitulo de las Esteras en Tierra Santa» expresa «también con sencillez la voluntad de dialogo y de cristiana esperanza que no se muere, ni siquiera ante las situaciones de difícil convivencia entre los pueblos, en el espíritu de San Francisco, quien siempre enseñó, con la vida y las palabras, la reconciliación y la paz», concluye el comunicado.
El Capítulo de Esteras es un momento de vida de fraternidad típico de la tradición franciscana.
En Pentecostés del año 1217 se celebró, en la Porciúncula, el primer capítulo general de la Orden.
El célebre «Capítulo de las esteras de la Orden, tuvo lugar en 1219. Se llama así porque la muchedumbre de frailes que acudieron a la convocatoria de San Francisco (cinco mil) al encuentro fraterno tuvieron que alojarse en cobertizos hechos de cañizos y esteras, agrupados según las provincias a las que pertenecían en la explanada en torno a Santa María de los Ángeles.
